Lunes 2 de mayo, fiesta de la comunidad de Madrid, los actos vuelven a la completa normalidad, tras los años de pandemia, de obras de Sol y de uno de los mayores ridículos que se recuerdan en política: ese momento en el que el 'gran hombre' y mejor ministro, Félix Bolaños, intentó colarse en la tribuna de autoridades y fue perfectamente placado por la jefa de protocolo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

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Decíamos esta misma mañana que justo cuando Pedro Sánchez acaba de lanzar su campaña de regeneración democrática, es decir, su campaña para someter España a sus dictados -algo escasamente democrático- y arrasar a todo aquel que se atreva a enfrentase a sus designios, su mayor adversario político, Ayuso celebra su fiesta y triunfa, una vez más por decir sin miedo lo que piensa. 

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Al acto han acudido 800 invitados. Entre los asistentes encontramos al ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, al delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, al alcalde de Madrid, Jose Luis Martínez-Almeida; y otras personalidades.

Los que no han estado son ni Alberto Núñez Feijóo, sin agenda oficial en el día de hoy, ni Cuca Gamarra, algo que para el PSOE significa que "Ayuso cada día está más sola". "Su propio partido ha huido de los actos del Dos de Mayo".

En el escenario de la Real Casa de Correos, la presidenta de la CAM ha hecho entrega de las condecoraciones a premiados que son una clara declaración de intenciones de lo que diferencia a Ayuso de Sánchez. Por ejemplo al Grupo Crónica, asegurando que se añoran "aquellos trabajos periodísticos en una España que quería levantarse unida, libre, sin ira, sin perderse en las diferencias" así como "un periodismo de raza, de fuentes, de investigación, comprometido con contar la verdad, sin otro afán ni búsqueda de protagonismo" que ayudó a "fortalecer las instituciones, la política y el buen nombre de España" y a que los ciudadanos tuvieran "una opinión pública informada, sin la que no es posible la democracia".

 

 

Pilar Cernuda, integrante de Grupo Crónica, ha pedido "respeto" hacia la profesión: "Es incomprensible que los periodistas y los jueces seamos demonizados y poco menos que responsables de que desaparezca la democracia en España".

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O el premio la Guardia Civil, en homenaje póstumo al agente José Antonio Rosa Alcocer fallecido hace tan sólo unos días en una operación contra robos en San Agustín de Guadalix (Madrid), muy distinto comportamiento al del Gobierno central y Marlaska con los agentes asesinados en Cádiz. O a Telefónica, por su centenario y en el momento en el que el Gobierno se ha interesado por la compañía. 

En el acto, le ha seguido el discurso de Ayuso, que comenzaba con una clara alusión a Moncloa: define a la capital como "la plaza mayor de todos" donde "no triunfan las identidades de terruño ni el saberse más que nadie".

Afirmando que "cada uno se alzó ante el invasor como pudo, dispuesto a dar la vida con lo primero que llevaba a mano, ya fuera una ballesta o unas tijeras como las de Manuela Malasaña" porque estaban "hartos de vivir bajo amenaza, en defensa de su futuro en libertad". "El Madrid de entonces, ya ven, tan parecido al de ahora. Porque Madrid ha sido y siempre será cruce de caminos. Siempre hemos sabido que esto no va de nosotros solos sino de toda España. Por eso aquí no triunfan las identidades de terruño ni el saberse más que nadie. Ni los abusos, ni las injusticias. Ganan las ganas".

La presidenta ha apuntado que "esos héroes anónimos que levantan hoy este Madrid al servicio de España son autónomos, padres de familia, bomberos, taxistas, policías, guardias civiles, militares, médicos, profesores o ingenieros" que "plantan cara cada día a la adversidad". "La Comunidad de Madrid seguirá siendo la España de siempre con más ganas que nunca, donde nadie sobra, donde todos somos únicos e insustituibles. La libertad, como en aquel mayo de 1808 sigue siendo nuestro motor, por lo que más merece la pena vivir".

Define Madrid como el sitio donde se defiende "la verdad, la unidad, la historia, las instituciones, la Constitución y la Transición, siempre con lealtad al Rey"; que es quien "mejor sirve a España y a los españoles. Y como Madrid, no pertenece a nadie por ser de todos. Ese fue el mandato de los españoles por mayoría abrumadora cuando eligieron la monarquía parlamentaria como forma política del Estado".