Talgo refleja otra realidad paralela en el modelo sanchista. Y es que se presume de que todo va muy bien… pero será rescatada por todos los contribuyentes y regalada a los amigos vascos del PNV

Recuerden que el Gobierno Sánchez presume mucho de la economía española y de los datos de paro y afiliación. Sin embargo, la realidad es algo distinta: la primera no va como un cohete y encima, la inflación continúa al alza y el PIB per cápita se mueve a la baja, al tiempo que España sigue liderando el desempleo en la Unión Europea y en la OCDE. Todo esto no merece ninguna celebración… por no olvidar que Pedro Sánchez ya no gusta a The Economist.

En el caso del fabricante ferroviario, la Junta de Accionistas (ordinaria, tras la extraordinaria del 27 de junio para cubrir las vacantes de consejeros) se ha celebrado días después de aprobarse la entrada de la SEPI en su capital, aunque dicho tema no formaba parte del orden del día. Como bien saben, el holding público -con el dinero de todos los contribuyentes- aportará 75 millones de euros y se hará con el 7,8753% del capital… mientras el consorcio vasco que lidera la siderúrgica vasca Sidenor tendrá un 29,7682%. De esta forma, el socialista Sánchez, que está empeñado en hacer política interviniendo empresas, no ha dejado escapar su oportunidad en otra empresa estratégica… por su tecnología de ancho variable, ¡qué excusa!, ni tampoco de usarla para contentar a sus socios del PNV. Una nueva nueva cesión que implicará que Talgo sea vasca... 

Algo que no parece gustar mucho a los inversores, pues la cotización de Talgo se ha movido a la baja y ahora está en los 2,99 euros por acción. La entrada de la SEPI se dará a un precio de 4,25 euros por acción, lejos de los 5 que llegó a ofrecer el consorcio húngaro Ganz-Mavag en su OPA por el 100% del capital, operación que fue vetada por el Gobierno por puro sectarismo ideológico.

El CEO, Gonzalo Urquijo, ha sido reelegido por el 97,455% de los votos. Y en su discurso, como se ve en esta nota de prensa, reseñó “la entrada en el accionariado de SEPI y el grupo inversor vasco liderado por José Antonio Jainaga”, así como que se está “llevando a cabo un proceso de refinanciación con el fin de dotar a la Compañía con los recursos necesarios para acometer satisfactoriamente sus proyectos y establecer un perfil financiero sólido y de largo plazo”.

Claro que Urquijo no habló del problema de capacidad industrial que tiene Talgo… y que no parece posible que lo resuelva una siderúrgica que está teniendo dificultades dentro de su propio sector por el impacto de los aranceles al acero impuestos por Donald Trump. Tampoco su presidente, Carlos Palacio, mencionó dicho problema, sino que prefirió confiar en que “conseguiremos recuperarnos plenamente”, así como destacar que el ‘megacontrato’ de Flix y “la próxima puesta en servicio comercial de los proyectos para Deutsche Bahn en Alemania, y para DSB en Dinamarca, van a hacer que Talgo se convierta en el nuevo referente del transporte transfronterizo en la Unión Europa”. Además, el fabricante ferroviario destacó mucho más el récord de ingresos logrado en 2024, que los números rojos de 108 millones… por la provisión para afrontar la multa de Renfe de 116 millones por los retrasos en las entregas de 30 trenes Avril. Y ojo, algunos de estos trenes de alta velocidad tienen fisuras... y el operador público ferroviario ha retirado cinco del corredor Madrid-Barcelona.

El único ganador en todo lo relacionado con Talgo es, por ahora, el PNV. Y a costa de todos los contribuyentes, por supuesto. Además, los accionistas minoritarios (a través de la Asociación Española de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas -AEMEC-) han criticado la entrada de la SEPI, ya que consideran que podrían haberse beneficiado de las OPAs que no llegaron a materializarse y también creen que podría existir una acción concertada entre la SEPI y el consorcio vasco... ahora hay que ver qué dice la CNMV. Y se prevé que la entrada de la SEPI se apruebe en una Junta Extraordinaria de Talgo a partir de septiembre.