Titula El Mundo que "la derecha dura de Meloni triunfa en Italia y sacude la Unión Europea". Es decir, que la Unión Europea es de izquierdas, a pesar del que el Partido Popular Europeo, es decir, la antigua democracia cristiana que construyera Europa, en mayor medida que los socialistas, se siente "sacudida" por el triunfo de unos ultras que no son ultras, porque Giorgia Meloni no es fascista, es simplemente cristiana.

Traducido: la acomplejada democracia cristiana europea y el acomplejado cristianismo social europeo han abandonado sus principios cristianos, incluso han tildado esos principios como ultras... y ahora se asustan de que la gente les haya retirado su apoyo y hayan votado a la 'fascista' Meloni: ¡Ay de la ceguera humana!

Hermanos de Italia tiene por delante el mismo reto de Vox: escoger entre su alma nacionalista y su alma cristiana 

¿Y cómo dice usted que Meloni es una cristiana? No se ha caracterizado por eso. Bueno, es que un presidente no es un obispo ni debe serlo. Cierto, pero cuando en Hispanidad decimos que Meloni es cristiana no nos referimos a que sea una mujer muy rezadora que  su alma es cosa suya. Lo que pedimos es que sea un político con una cosmovisión cristiana de la existencia. Una política no administra sacramentos, administra el Boletín Oficial del Estado y las cuentas públicas. No es un cura, pero tampoco es una tecnócrata. El BOE y el presupuesto pueden enfocarse desde distintos ángulos, uno de ellos es el ángulo cristiano. 

Y un político también administra las libertades públicas, eso que hoy llamamos derechos humanos. Y no es lo mismo que opte por el derecho a la vida que por el antiderecho al aborto. En este sentido, digo que Meloni es cristiana.

Espero que Meloni gobierne como una mujer, es decir fundamentada en la humildad, pero sin caer en ese defecto femenino de intentar convertirse en el centro de atención de quienes le rodean

Es decir, lo que ha ocurrido en Italia es que una mujer de principios cristianos sustituye a un banquero de inversión, es decir, a un especulador- como Mario Draghi, cuya fe cristiana se recluía en el interior de su conciencia -parece ser, que no lo sé- sin consecuencia alguna en el Boletín Oficial del Estado. Y esa mujer se ha impuesto a Salvini, en quien confío un poco menos que en ella, aunque he de reconocer que a veces me ha sorprendido positivamente, y en Berlusconi en quien no confío mucho, por no decir nada.

Ahora, como primera ministra de Italia espero dos cosas de Meloni:

1.Que sea coherente con sus principios cristianos.

2.Que gobierne como una mujer -es el mejor estilo de gobierno, el que se fundamenta en la humildad- pero sin caer en ese defecto femenino... que pierde a tantas mujeres: un empeño tonto en convertirse en el centro de atención de quienes le rodean, no lo por lo que son, sino por lo que aparentan ser. Verbigracia, el jueguecito de los melones de la Meloni no me ha gustado. 

Y no, el jueguecito de los melones de la Meloni no me ha gustado. Mal comienzo

En cualquier caso, claro que Europa debe sentirse "sacudida": ¡Ya es hora de detener la degeneración de la Unión Europea!