Cuarenta años lleva la FIV perpetrando abortos o la eliminación de embriones humanos en Gran Bretaña. El aniversario ha sido celebrado con gran intensidad por televisión española, siempre concernida con este tipo de civilizadas barbaridades.

La primera de ellas, la menos mencionada, es que la fecundación asistida, además de banalizar el sexo, convertido en mera masturbación, separa el acto unitivo del acto pro-creador.

Aseguran en el televisivo reportaje, re-pasado por los telediarios, es decir, gran audiencia, que los que se oponían a la FIV cuando nació eran “esos grupos religiosos” mientras hoy nadie se opone a la fecundación asistida.

Y otros se utilizarán como cobayas de laboratorio.

Pues hombre sí, hay muchos que se oponen. En primer lugar, la Iglesia católica (esos grupos religiosos). En segundo lugar, médicos y biólogos… que, como ocurre con el aborto, se niegan a entrar en la FIV, un negocio, por cierto, más rentable que el aborto quirúrgico y menos que el aborto químico. En tercer lugar, me opongo yo, y digo por qué me opongo. No levantan la voz, pero se niegan participar en el matadero. Ellos sí saben de qué va esto.

La FIV no es vida, es muerte. Por cada niño que nace se cargan a varios (imposible saber cuántos más, dado que las clínicas FIV se cuidan mucho de proporcionar esa información y nadie les obliga a hacerlo) por dos vías: aborto selectivo y DPI (diagnóstico pre-implantatorio).

El primero: la señora quiere tener hijos, se le introducen cinco embriones, suyos y de su marido o de un donante de esperma anónimo (con promesa de confidencialidad, no se crean) y resulta, mira tú por dónde, que la clínica FIV es tan buena que se producen cinco embarazos viables. Pero claro, la doña quería tener un hijo, no quintillizos, así que se produce el fenómeno de los abortos selectivos: se cargan a cuatro y se quedan con el que les parece más viable.

La FIV se nos vende como un gran avance científico cuando se trata de un gran matadero.

Y los embriones no implantados, que se guardan por si la pareja quiere intentarlo de nuevo y pasar por caja de nuevo. Se crioconservan y se utilizan como cobayas de laboratorio. El doctor Mengele sabía mucho de esto, de lo mismo que los biólogos progresistas califican ahora como fulgurante avance científico, oh sí. Son las famosas células embrionarias, no confundir con las células madre adultas.

Encima, con las adultas, que no matan a nadie, sí se han conseguido muchas curaciones, por ejemplo, la regeneración de tejidos infartados. Por el contrario, con la matanza de embriones sobrantes de la FIV, no se ha conseguido ni curar un resfriado.

Luego está la DPI. No hacemos abortos, aseguran algunas clínicas FIV porque la definición de aborto según la OMD es aquella muerte que se produce dentro del seno materno. No estoy de acuerdok, la ciencia dice que el ser humano existe desde la concepción, es decir, desde que aparece, en el cigoto, un nuevo ser con un código genético distinto del padre y de la madre.

Tener hijos no es un derecho: es un don de Dios y, en tal caso, un deber.

Por tanto, el diagnóstico pre-implantatorio, consistente en seleccionar entre cinco embriones –pongamos por caso- a Superman y los otros, una vez rasgado el “velo” protector del embrión, se tiran a la papelera, porque ya no sirven ni como cobayas de laboratorio. Por tanto, pongamos que, en un DPI, de cada cinco embriones humanos se eliminaran cuatro. Puedes no llamarlo aborto porque aborto solo es aquello que no está en el seno materno, pero sigue suponiendo la eliminación de un ser humano.

Por cierto, lo que acaba de aprobar el Gobierno español no es otra cosa que FIV gratuita en la Seguridad Social para lesbianas y madres solteras (Do you understand?). Es decir, hijos sin padre.

Así que no hay nada que celebrar. La FIV no es vida, es muerte, Y encima, la fecundación asistida tiene buena fama, no como el aborto. Se nos vende como un gran avance científico cuando se trata de un gran matadero. Mejor dicho: la FIV se nos vende como dar vida, cuando lo que da es muerte.