Parece que Joe Biden aprovecha las desgracias ajenas... A la guerra en Ucrania, ahora se suman los terremotos en Turquía y Siria, que han provocado la explosión de un gasoducto en Topbogazi, en la provincia de Hatay.

Recuerden que EEUU ha disparado las exportaciones de gas natural y de crudo, y está logrando un jugoso negocio, que ya hemos referido en Hispanidad: por ejemplo, se ha convertido en nuestro primer proveedor de gas y el segundo de crudo. Un negocio que en gran medida ha aumentado notablemente gracias al gas natural licuado (GNL) que EEUU extrae, sobre todo, con fracking (fractura hidráulica), técnica que está prohibida en muchos países europeo, y ojo, porque el GNL cuesta más del doble que el gas que llega por un gasoducto.

Turquía recibe gas de Rusia a través de los gasoductos Blue Stream y Trans-Balcánico, pero también de Azerbaiyán vía gasoducto Transanatolio (TANAP). Este último forma parte del Corredor Ruso de Gas y se sitúa entre el del Cáucaso Sur (SCP) y el Trans-Adriático (TAP), con el objetivo de llevar gas azerbaiyano a Europa, atravesando Turquía. Y Azerbaiyán, al igual que EEUU, también está sacando tajada de la guerra en Ucrania, pues ha aumentado la cantidad de gas natural que envía al viejo continente. Eso sí, no hay que olvidar que Rusia aún sigue mandando gas a Europa a través de Ucrania y del gasoducto Yamal-Europa (el cual atraviesa Bielorrusia, Polonia y llega a Alemania), aunque menos cantidad que hace meses.

Gasoducto en Turquía y terremoto