Llegará un momento en que tendremos que demostrar que la hierba es verde, decía Chesterton. Y nosotros decíamos ayer que todo empezó con la enseñatetas concejal de Podemos, Rita Maestre (en la imagen), profanadora oficial de la capilla universitaria de la Universidad Complutense. Maestre nada en la impunidad: ha sido condenada -no imputada ni investigada, sino condenada- por un delito contra el derecho constitucional a la libertad religiosa. Y entonces va la fiscal del caso, Marisa Morando, una señora con dos agallas y algo más, y dice lo que todos pensamos pero pocos se atrevían a resaltar. Dice Morondo que la fiscal del caso Maestre afirma que no se puede "alardear de ser putas". Para ser exactos asegura que "es obvio que las señoritas están en su derecho de alardear de ser putas, libres, bolleras o lo que quieran ser, pero esa conducta realizada en el altar, espacio sagrado para los católicos al encontrarse allí el Sagrario, lugar donde según sus creencias se encuentra su Dios, implica un ánimo evidente de ofender". Es algo muy sencillo. Maestre quería hacer daño y como es un poquito guarra, lo hizo donde más duele: enseñando las tetas ante el Santísimo y gritando "arderéis como en el 36". ¿Tan difícil es ver esto y contemplar que los cristianos se sientan ofendidos por tamaña ofensa a su Dios, creador y padre? ¿Tendremos que demostrar que la hierba es verde? O simplemente tendremos que denunciar, como la fiscal Morando, el miserable cinismo de los sinvergüenzas que tenemos por políticos. Aseguran las crónicas que doña Rita se siente acosada. Pobriña. No sé yo si sufre ataques de ansiedad pero, caramba, la chica no sólo no se arrepiente de su profanación sino que alardea de ello y lo utiliza para medrar en política: ya le ha advertido a su defensor, a su mejor profesor, un tal Pablo Iglesias, que quiere entrar en el Congreso. Además, le surgen  defensores por todos lados. No como a la fiscal Morando. A esa sí que le van a crucificar. ¡Viva la fiscal Morando! Hispanidad redaccion@hispanidad.com