Durante mucho tiempo, se consideró que el director financiero de Iberdrola, José Sáinz Armada, duque de Rivas, sería sucesor natural de Ignacio Sánchez-Galán al frente de la compañía. Todavía se recuerda la famosa cena de Galán con su equipo directivo, en la que aseguró que el consejero delegado, puesto que todos atribuían a Sáinz Armada, "será un ingeniero". Resulta que Sáinz Armada y Fernando Becker, los dos candidatos al cargo de CEO, no son ingenieros, sino financieros. Y lo cierto es que Galán ha cumplido su palabra: los tres CEOs, o asimilados al CEO, han sido ingenieros: José Luis Sampedro, Francisco Martínez Córcoles y Armando Martínez. Pero ninguno de ellos ha ejercido como consejero delegado. El único CEO de Iberdrola es el presidente-consejero delegado, Ignacio Sánchez-Galán. 

Y ahora viene lo bueno: fuentes del consejo de Iberdrola aseguran que el verdadero número 2 de la compañía, Pepe Sáinz Armada, podría ser sustituido por 'el yernísimo', David Mesonero, actual director de Estrategia de Iberdrola. 

Recuerden que cuando Galán mandaba en PRISA, envió a su yerno como director financiero de PRISA. Cuando se enfadó con Oughourlian, por las informaciones de El País cuando Galán soltó aquello de que “Solamente los tontos que siguen en la tarifa regulada -eléctrica- fijada por el Gobierno pagan ese precio”, Galán montó en cólera, retiró la publicidad a El País y la SER y se trajo de vuelta a su yerno a Iberdrola, donde ocupa hoy el cargo de director de Estrategia. 

Ahora bien, a los rumores sobre el ascenso de su yerno se une lo que ya es un secreto a voces en todo Madrid: que el hijo de Galán, Ignacio Sánchez-Galán García-Tabernero, entrará en el consejo a la menor oportunidad. ¿Un hijo consejero, aspirante a suceder a su padre y un yerno en el puesto clave de la dirección financiera? Parece demasiado hasta para Galán. 

Recuerden, además, que José Sáinz Armada, ahora mismo el más pujante director financiero del sector energético, es una pieza clave del organigrama de la primera eléctrica española. Y esto porque la deuda se eleva hasta los 51.700 millones al cierre de 2024, lo que representa un apalancamiento sobre EBITDA del 3,6%. En otras palabras, pocas bromas sobre el asunto, es el punto débil de la compañía. 

De convencer a los mercados sobre la conveniencia de su yerno como director financiero ya se encarga el propio Galán. Y para mantener medio contentos a los dos partidos de los que depende Iberdrola, el PSOE y el PNV, Galán tiene un resorte. Uno, demasiado olvidado, que es el general Félix Sanz Roldán, asesor de Galán, ex director del CNI y el hombre que lo sabe todo sobre la clase política española. Porque es una empresa que capitaliza algo más 88.700 millones, no puede guiarse por un modelo tan nepotista como el de don Ignacio.