Ultimátum del PNV al Gobierno: su apoyo a los Presupuestos 2009 está condicionado a la fusión de las tres cajas vascas. Trío de medidas anticajas del Ejecutivo y del Banco de España: fusiones forzadas, venta de participaciones industriales y compra de cuotas por el Gobierno. La propia Moncloa alimenta los rumores sobre fusiones inter-regionales en Castilla-León, Castilla-La Mancha, Cataluña y Valencia. Tanto Caja Madrid como Caixa se niegan a entrar en el juego de las fusiones
Con el proverbial rigor del que hace gala al tratar asuntos económicos, el Ejecutivo Zapatero, introdujo, en el paquete de medidas anticrisis, la posibilidad de que el Gobierno compre cuotas participativas a las cajas de ahorros con dificultades de liquidez.
Curiosísima apreciación, dado que tan sólo una caja de ahorros, la CAM, ha emitido cuotas y han resultado desastrosas en su aplicación. Sin olvidar, claro está, el fondo de la cuestión: que las cuotas participativas son la vía más lógica hacia la conversión de las cajas de ahorros en sociedades anónimas, el gran deseo del gobernador socialista del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez.
La actual crisis es el momento idóneo, porque algunas cajas de ahorros tienen problema de liquidez. Además, Juan Ramón Quintás, presidente de la CECA; defensor del actual modelo, se aproxima a la jubilación. Las tres armas para privatizar las cajas de ahorros son: fusiones interregionales, con lo que se forzaría la modificación del marco legal actual, que ofrece todas las competencias a las comunidades autónomas.
Al mismo tiempo, el Banco de España están empeñados en que las cajas vendan su cartera industrial y reduzcan su obra beneficio social -lo que las desnaturalizaría- y, por último, las precitadas cuotas participativas.
Respecto a fusiones, es el propio Gobierno quien lanza rumores al mercado, sobre fusiones interregionales entre cajas de Castilla-León, Castilla-La Mancha, Cataluña y Valencia. De entrada hay que decir que las dos entidades más fuertes del sector, La Caixa y Caja Madrid, a las que esos rumores atribuyen el papel de absorbentes, no tienen ninguna gana de modificar su estructura: tendrán que obligarles. Caixa Catalunya, a cuyo frente se encuentra el vicepresidente Narcís Serra, no quiere saber nada de fusiones, y La Caixa ya ha desmentido que se vaya a absorber a Bancaja o a Caja Castilla-La Mancha.
Eso sí, toda esta refriega paralela a la crisis coincide con el empecinamiento del PNV en fusionar las tres cajas vascas. Así, los nacionalistas vascos, que siempre han soñado con disponer de una gran entidad financiera, exigen al PSOE, que controla la alavesa Caja Vital, que se una al proceso de fusión abierto entre BBK y Kutxa, ambos controlados por el PNV, aunque en Kutxa el nacionalismo independentista pacífico de Eusko Alkartasuna y el nacionalismo independentista violento del entorno Batasuna tiene algo que decir.
Faltaba la prueba del nueve de esta batalla por convertir las cajas en bancos: las declaraciones de Rodríguez Zapatero de que la crisis conllevará fusiones bancarias, confesión realizada durante la sesión de control parlamentario del miércoles
Y lo peor de todo esto es que ninguna de esas medidas va a ayudar a las cajas a superar tensiones de liquidez.