Mi más entusiasta apoyo a la ministra Jiménez
La ministra de Sanidad, ilustre Trinidad Jiménez, ya nos ha advertido: el Gobierno va a impartir educación sexual a partir de los 11 años, aunque el lobby gay considera que a los 11 años ya hay poco que hacer, por lo que recomienda retrotraernos a las 3 años. Muy sensato.

Ahora bien, ¿De qué educación sexual hablamos? Personalmente, no tengo la menor duda de que lo que doña Trinidad pretende inculcar a los niños son nociones como las siguientes:

1. El amor humano consiste en el compromiso con el otro, o la otra -sería doña Trini-, una donación, un verdadero voto de entrega de uno mismo que, naturalmente, por ser una donación total, no puede sino ser para siempre.

2. El mencionado amor no se puede separar del sexo. El sexo no es algo atrabiliario, un momento de emoción, sino la fusión de dos cuerpos, allá donde la materia parece trascenderse a sí misma. De esta idea se deriva el respeto del hombre hacia la mujer y de la mujer hacia el hombre.

3. Salvo error u omisión, del sexo salen niños. Es decir, que el sexo no se puede separa del amor pero tampoco de la paternidad.

4. La paternidad conlleva una cierta madurez. ¿Qué es la madurez?: encargarte, no sólo de tus propias necesidades, sino de las necesidades de un segundo, tu pareja, y de un tercero, tu hijo... que encima no hace más que pedir.

5. La intimidad es algo con lo que nace el ser humano. El pudor se puede perder, pero supone la salvaguarda de la privacidad, una de las características del ser racional, impensable en los animales y las plantas.

6. La mujer, físicamente, que no psíquicamente, más débil, merece una especial protección y especial respeto por parte del varón. En contraprestación, la mujer debe velar por su intimidad femenina. Y ambos, chico y chica, deben reservar esa intimidad para poder ordenarla, tal y como apunta la lección 1. Por la misma, es decir, porque no se puede dar lo que ya se ha dado a otro, u otra, él y ella, deben intentar mantener la castidad hasta el momento de la entrega, llámese, matrimonio, religioso, civil o pareja de hecho, posibilidades que, a los presentes efectos de enseñanza laica es lo de menos (recuerden que estamos en clase de sexualidad, no de religión). O hay compromiso o no hay pareja, sino simple cohabitación y ayuntamiento (como su mismo nombre indica: hay untamiento, y no hablo del ayuntamiento de Cornellá sino de otro tipo de unte). 

7. Existen dos sexos, el masculino y el femenino. De hecho, para que haya sexo tiene que haber varón y mujer. No puede haber sexo entre dos personas del mismo sexo, dado que el homosexual propende a introducir el pene por el recto, una cosa muy fea, mientras la actividad presuntamente sexual entre dona y dona la dejamos a la libre imaginación de mentes no especialmente preclaras.

En el título del libro de texto puede ser: sexo y amor son realidades inseparables. Como ven un programa de lo más laico.

Estoy convencido de que esto es a lo que se refiere doña Trinidad Jiménez cuando habla de educación sexual y, naturalmente, apoyo la espléndida idea de la ministra de Sanidad.  

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com