En efecto, si en algo no cree el español es en la Administración de Justicia. No se trata de que los españoles crean que los jueces y fiscales son corruptos, aunque algún caso habrá, digo yo. No, los jueces y fiscales sufren de corrupción ideológica, es decir, de sectarismo.
No discrepo del autor en su diagnóstico, pero insisto en que la terapia no puede ser despolitizar un sistema de justicia sino en la justicia popular, que es muy política, dado que es el pueblo quien decide. Decide quién juzga y decide, vía jurado, lo que se juzga. Porque, insisto, la justicia no es una disciplina, sino una virtud, llamada ecuanimidad.
Por lo demás, me alegra que el juez Fernando Ferrín coincida conmigo. Un cuarto de siglo como magistrado y tras haber sufrido la persecución más lacerante que recuerda la historia judicial española le acreditan para hablar.
Eulogio López
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