Continúa en el país galo la batalla sobre la eutanasia, a raíz del proceso de Chantal Sébire, que se encontró difunta por motivos no corrientes tras solicitar que se le promoviera el fallecimiento.
Bernard Beignier, profesor de Derecho en la Universidad de Toulouse, redacta el rotativo Le Monde que, ante entornos trágicos, más vale admitir singularidades, a un principio general dispuesto por una ley, que erigir un principio para las particularidades. El letrado evoca que instancias jurisdiccionales como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y el Tribunal Supremo de Estados Unidos. Han refutado que impere un "derecho a morir".
Si el suicidio fuera un derecho, "el Código Penal no incriminaría la provocación al suicidio", y "los bomberos y médicos que logran salvar la vida de los que han intentado matarse deberían ser perseguidos por atentar contra la libertad personal". Beignier destaca una trágica redacción de dos capítulos del Código Penal helvético, que ha dado lugar a un "turismo letal", que inquieta a las magistraturas.
La condena que se hace de la eutanasia desde la Encíclica Evangelium Vitae afirma que: «La eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana».
Clemente Ferrer Roselló
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