Todos lo hicieron a través de la oficina de Banif en Serrano 92 (Madrid). ¿Hubo chivatazo? El abogado Javier Sotos cree que no es casualidad. Botín se olvida de Banif y critica a la banca internacional por su insuficiente atención a los riesgos. Emilio Botín vuelve a ponerse como ejemplo de buenas prácticas financieras. Defiende que su actuación en los casos de Lehman y Madoff fue siempre diligente y totalmente transparente. La maquinaria de imagen de Santander se encarga de que analistas e inversores tengan la mejor impresión del banco

La Junta de Accionistas del Banco de Santander es, según el consenso de los expertos en comunicación bancaria, un espectáculo del que todas las entidades deberían aprender. Don Emilio dirige la Junta con mano firme concediendo y quitando la palabra a los accionistas, a quienes interrumpe en ocasiones bruscamente para recordarles que les queda poco tiempo. Pero no todo es de color de rosa.

Por ejemplo, este viernes, miembros de la asociación Activa usaron su derecho a intervenir para recordarle al presidente del banco que antes de que saltara el escándalo, en octubre de 2008, 300 partícipes del fondo Banif Inmobiliario, retiraron el 16,98%. Banif Inmobiliario se podía contratar o gestionar desde 31 oficinas de en 34 ciudades de España, pero los 300 operaron en una misma oficina, situada en la calle Serrano 92 de Madrid. Por entonces, según las quejas que pueden leerse en los foros de afectados, el banco trataba de convencer a sus clientes para que se quedaran. Unos meses después se iniciaba el corralito y ninguno de los más de 40.000 ahorradores podía sacar su dinero.

Para el abogado Javier Sotos, miembro de la asociación Activa, no es una casualidad. Se trata del mayor liquidativo en 14 años de historia del fondo. Además, Sotos denuncia que la salida de Matías Rodríguez Inciarte, presidente de la gestora del fondo, se ocultó en el folleto enviado a la CNMV y se hizo con pleno conocimiento de la situación creada.

Naturalmente, las acusaciones fueron rechazadas por Botín, que se presentaba ante los accionistas del Santander no sólo para hablar de resultados y previsiones, sino para sentar cátedra con la autoridad moral de quien cree estar haciendo todo bien. Una de las lecciones del presidente del banco de Santander se refirió al sistema financiero internacional, afectado por dos grandes problemas: un control deficiente de los riesgos y una supervisión, en ocasiones, inadecuada. Cuando todos pensaban que el presidente del Santander había tenido que comerse sus consejos de no comprar lo que no se conoce, el profesor Botín repetía en su discurso una fórmula similar: La entrada en negocios nuevos y que, por lo tanto, no se conocían bien, y la falta de atención a algunos riesgos () fueron la causa de una gradual acumulación en las entidades financieras de un volumen demasiado amplio de activos insuficientemente identificados y deficientemente gestionados. El caso es que Botín está en todos los charcos desde Banif Inmobiliario hasta Madoff pasando por Lehman, bancos islandeses y el banco austriaco Atrium, de los cuales sólo ha reconocido y compensado parcialmente a los afectados por los casos Lehman y Madoff.

A pesar de los fiascos del banco, los principales ejecutivos continúan en sus puestos, a cubierto gracias a la impresionante maquinaria de imagen que llega a analistas e inversores. Buen ejemplo de ello es que, a pesar de los esfuerzos de Banif por prolongar los plazos a los afectados para que acepten la oferta de compensación por Lehman, Botín no ha llegado a tiempo para decir en esta Junta que el asunto está zanjado. Aún hay clientes afectados por las averías de Banif que no consideran satisfecho el agujero generado en sus bolsillos por la banca privada del Santander.