La decisión está tomada: se alargará la vida útil de las actuales centrales nucleares. España no dispone de energía robusta alternativa, es barata y ya están ahí. Las que pasen los exámenes del CSN, serán autorizadas. Eso sí, previo pago. Porque se ha extendido la tesis de que puesto que ya están amortizadas no tiene sentido que se les alargue la vida útil a cambio de nada. La comparación es con las autopistas. Si se alarga la concesión, lo lógico es pagar un nuevo canon. Es lo que se va a aplicar.
De esta manera se logra paliar en parte el déficit tarifario. Lo que pasa es que resulta discutible. Porque en el caso de la autopista se ocupa un espacio público y se autoriza una cuasi monopolio de gestión privada. No es el caso de las nucleares. En todo caso, es la fórmula encontrada por el Gobierno para hacer encaje de bolillos. Siempre es el mismo mecanismo: primero nos metemos en un jardín, luego tratamos de dar marcha atrás, pero hay que pagar; buscamos a un paganini y le endosamos nuestra irresponsabilidad. Exactamente el mismo esquema utilizado para eliminar la publicidad de TVE: lo hacemos, buscamos compensación y se lo endosamos a Telefónica que pasaba por ahí.