¿Por qué el Gobierno de Madrid ha renunciado a la reforma sanitaria y de privatización de la gestión de hospitales y centros de salud cuando aún no había sentencia definitiva, sólo una suspensión cautelar Pues porque llevan más de un año y les faltan meses de trabajo. Por tanto, si finalmente los jueces se decidieran por el 'no', las indemnizaciones que tendrían que pagar serían multimillonarias, además de dar marcha atrás en un proceso ya avanzado. Esto es lo que se llama el gobierno de los jueces, es decir, el mayor desgobierno posible.
Hablemos del trasfondo: no había la privatización, porque la actividad de una empresa viene marcada por su producto y por sus clientes. La privatización de la gestión de la sanidad pública mantenía la atención universal y gratuita para todos. Por tanto, no había tal cambio de naturaleza jurídica de lo público a lo privado.
Sinceramente, nunca he sabido qué concluir respecto a la medida. En principio me gustaba, dado que el mayor gasto público actual es en Sanidad -es lo que más preocupa a los ministros de Hacienda a la hora de reducir el déficit público- y, además, no nos engañemos, el dinero de todos es dinero de nadie y el derroche en Sanidad es evidente.
Eso por no hablar de los funcionarios. El funcionario trabaja menos que el empleado de una empresa privada y tiene el cargo asegurado de por vida. En resumen, el gasto sanitario no conoce techo.
Pero es verdad que una sociedad que sólo valora la salud y cuya resistencia al dolor ha caído en picado, utiliza la Sanidad para todo y el gasto se vuelve inabordable.
Vamos con la cuestión política. Bien por el consejero Lasquetty que ha preferido dimitir. El consejero dimitido empezaba a caerme bien. Por ejemplo, confesó su repugnancia a la hora de pagar abortos con dinero público por imperativo legal. Algo más se podía haber hecho en este sentido para no financiar con dinero público el crimen privado del aborto pero valoro el gesto.
Ahora le sustituye Javier Rodríguez, quien ha tendido la mano a los 'profesionales sanitarios'. Pues que tenga cuidado no se la vayan a morder. No hablamos de profesionales de la Sanidad, por mucho que se empeñe RTVE española, controlada por la progresía socialista. Son sanitarios funcionarios, que no es lo mismo. Si se trata de reducir costes y de aumentar la productividad dentro de la esfera pública, mucho menos que el nuevo consejero afronte unas negociaciones dificilísimas.
Porque el funcionario, digámoslo de una vez, tiende a la ley del mínimo esfuerzo. Sobre todo, para poder compatibilizar su puesto con otro en el denostado sector de la sanidad privada.
Eulogio López
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