Sr. Director:
En democracia se supone que la ciudadanía debe ser informada, no sólo ya por los medios, sino por su Gobierno de todo aquello que se supone crucial para el desarrollo de la sociedad y su Estado de Derecho.
Una vez confirmado el robo de cuantiosas armas en Sidam, Francia, por miembros de la banda terrorista ETA, como publica su diario, estamos a la espera de que el Presidente del Ejecutivo o algún miembro de su Gabinete, declare con buen juicio, el fin de las negociaciones con ETA, en tanto en cuanto no haya una demostración palpable de que los terroristas no sólo no se están rearmando o continúan planificando su estrategia violenta, sino que abandonan está vía por completo informando dicha banda al Ministro del Interior, de donde se encuentran todos sus arsenales, poniéndose en manos de la justicia todos aquellos miembros, que tienen las manos manchadas de sangre y que están condenados en rebeldía, o con causas pendientes. Asimismo los terroristas solicitan el perdón por el uso de la violencia ejercida a la sociedad para alcanzar los fines políticos de sus reclamaciones, conforme a las Leyes vigentes.
Esa sería la lógica que debiera dominar las decisiones de un Gobierno, que tendría que a su vez preguntar primero hasta donde están dispuestos los españoles a ceder al chantaje que han venido sufriendo. Si para alcanzar la ansiada paz es necesario ceder, también hay que saber de antemano cual es el precio de esa cesión. Ahí reside la voluntad de todas las partes por alcanzar la anhelada paz y cerrar las heridas, que no es gratis. Se supone que conociendo de antemano las pretensiones de quienes mediante la violencia, han venido imponiendo día a día su verdad para que la negociación sea de su satisfacción. Las cesiones en una negociación permiten que en realidad no haya vencedores, ni vencidos, y eso se muestra con gestos evidentes que conduzcan a la viabilidad del proceso, y no lo contrario.
Desde que la banda ETA anuncio la tregua los terroristas se han ido creciendo proporcionalmente conforme se ha reducido la presión política y policial. El Gobierno de España continúa con la estrategia de no definir públicamente lo que nos va a costar este proceso a todos, solicitando a cambio paciencia y prudencia. El robo de ayer en Francia, además de continuar poniendo en tela de juicio los sistemas de seguridad de nuestro vecino, una vez más nos muestra cual es la voluntad de ETA, de ser la única vencedora, y cuestiona la actitud del Gobierno, que sigue deshojando la margarita, considerando que todo se va a solucionar modificando la Ley que permita incluir otra vez en el sistema al brazo político de ETA, Batasuna.
Si el Gobierno no tiene la honestidad de hablar claro, y dilata las negociaciones con la intención de sacar un incierto beneficio político, corre el riesgo de llegar a un punto sin retorno jugando irresponsablemente con el futuro y las ilusiones de muchas personas, que aún en contra de mi opinión consideraban licito dar un margen a los terroristas para alcanzar la paz.
Con este proceso se han traspasado muchas fronteras en aras de la paz, sólo por contentar estómagos satisfechos, y no querer afrontar la realidad que los hechos nos muestran que desde luego los terroristas y los nacionalistas, han marcado un precio al PSOE para mantenerse en el poder, que se traduce en la liquidación de España tal y como la conocemos a día de hoy. Un precio que pagaremos todos siempre, si el Gobierno no cambia de actitud ya.
Gonzalo López Baigorri
glbaigorri@bluewin.ch