Mueren otros 40 presos en una cárcel mexicana y asciende a 359 los fallecidos en Honduras
Y es que el drama que tenía lugar en la prisión de la ciudad de Comayagua (Honduras) y por el que ya han fallecido 359 personas ha devuelto al primer plano de la actualidad este viejo problema en la región, estrechamente vinculado a las drogas -Centroamérica es la natural vía hacia Estados Unidos, en particular Honduras, Guatemala y El Salvador- y otra de cuyas manifestaciones es el hacinamiento en las cárceles, que provoca que los presos se encuentren en condiciones infrahumanas y brotes de violencia. Sin olvidar que, como hemos informado en Hispanidad, existe un estrecho vínculo entre las drogas y el satanismo en la región.
Este fin de semana, sin ir más lejos, al menos 40 presos han muerto tras una pelea en la prisión de Apocada, en el norteño estado mexicano de Nuevo León (Monterrey), según informó una fuente oficial, que agregó que el número de víctimas podría aumentar, recogía Efe.
El reportaje de El País ponía de manifiesto algunos datos: "El último informe sobre drogas de la ONU define secamente a Centroamérica como la región 'más mortífera del mundo', donde uno de cada 50 hombres morirá asesinado antes de los 31 años. Desentrañar esa frase pasa por una larga historia de pobreza, guerrillas, Estados frágiles, corrupción e impunidad. Pero otra vez la geografía, el hecho de estar situada en el principal canal de tránsito mundial de la droga hacia Estados Unidos —en particular Honduras, Guatemala y El Salvador, el llamado Triángulo del Norte— ha exacerbado esa tensión. Solo en Honduras hubo más asesinatos —6.236— el año pasado que víctimas de la represión en el mismo periodo de tiempo en Siria, inmersa en una guerra civil. En Honduras hay 82 homicidios por 100.000 habitantes. En Madrid hay uno. Incluso en el violento y vecino México, son 18".
De hecho, como señalamos, la situación ha llegado a tal extremo que algunos dirigentes centroamericanos quieren combatir la violencia ligada a la droga mediante diversas estrategias. Por ejemplo, el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, ha querido convencer a los presidentes de Centroamérica para aprobar la despenalización de la droga como estrategia para combatir el narcotráfico, idea en la que insistió más tarde en una entrevista en Prensa Libre.
Sin embargo, Pérez Molina no logró convencer al presidente salvadoreño, Mauricio Funes, quien afirmó que está en contra de la despenalización de las drogas en Centroamérica porque, a su juicio, el istmo se convertiría en un "paraíso del consumo". "Si bien es cierto (despenalizarla) manda una señal y golpea la estructura financiera de los cárteles de la droga, (...) se reduce los costos de comercialización de la misma; y por lo tanto al venderla más barata en esa medida sus ganancias son menores, pero crea un problema de índole moral", agregó, según Efe.
Y Funes da en el clavo, pues la droga convierte al que la consume en un ser humano esclavizado por la propia droga, por lo que su dignidad humana, radicada en la libertad, queda hecha añicos. La droga, además, genera en las familias de los drogadictos y en ellos mismos terribles tragedias.
También acierta la candidata mexicana a la Presidencia del Partido Acción Nacional (PAN), Josefina Vázquez Mota, quien ha defendido que los funcionarios públicos que sean cómplices del crimen organizado sean condenados a cadena perpetua y ha abogado por que se castigue con todo el peso de la ley a los políticos que laven dinero. Vázquez Mota aseguró que no va a dar tregua alguna a los corruptos porque al pactar "se convierten en miembros de la mafia, ya no están en el terreno de la política". "Un político que pacta con el crimen, no pertenece a la política. Un político que pacta con el crimen pertenece ya al crimen organizado, es un capo más del crimen organizado", ha afirmado en declaraciones recogidas por el diario 'El Universal'.
Asimismo, el Gobierno hondureño pidió el 1 de febrero "ayuda internacional" para combatir la delincuencia. El congreso aprobó un decreto para depurar la policía, la fiscalía y el Poder Judicial con la asesoría de expertos extranjeros. Los ministros de Seguridad y Defensa de El Salvador, Honduras y Guatemala se reunieron el viernes pasado para coordinar esfuerzos.
El problema de la violencia en Hispanoamérica, ligada a las drogas, e incluso al satanismo puede decirse que es el principal cáncer en la región, que hay que extirpar como sea. Y en eso, España tiene que involucrarse y ayudar.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hipanidad.com
Lo contábamos en nuestra crónica semanal de Hispanoamérica este viernes 17 de febrero y ayer insistió en ello El País: la violencia es un mal endémico en Hispanoamérica y especialmente en Centroamérica.
Y es que el drama que tenía lugar en la prisión de la ciudad de Comayagua (Honduras) y por el que ya han fallecido 359 personas ha devuelto al primer plano de la actualidad este viejo problema en la región, estrechamente vinculado a las drogas -Centroamérica es la natural vía hacia Estados Unidos, en particular Honduras, Guatemala y El Salvador- y otra de cuyas manifestaciones es el hacinamiento en las cárceles, que provoca que los presos se encuentren en condiciones infrahumanas y brotes de violencia. Sin olvidar que, como hemos informado en Hispanidad, existe un estrecho vínculo entre las drogas y el satanismo en la región.
Este fin de semana, sin ir más lejos, al menos 40 presos han muerto tras una pelea en la prisión de Apocada, en el norteño estado mexicano de Nuevo León (Monterrey), según informó una fuente oficial, que agregó que el número de víctimas podría aumentar, recogía Efe.
El reportaje de El País ponía de manifiesto algunos datos: "El último informe sobre drogas de la ONU define secamente a Centroamérica como la región 'más mortífera del mundo', donde uno de cada 50 hombres morirá asesinado antes de los 31 años. Desentrañar esa frase pasa por una larga historia de pobreza, guerrillas, Estados frágiles, corrupción e impunidad. Pero otra vez la geografía, el hecho de estar situada en el principal canal de tránsito mundial de la droga hacia Estados Unidos —en particular Honduras, Guatemala y El Salvador, el llamado Triángulo del Norte— ha exacerbado esa tensión. Solo en Honduras hubo más asesinatos —6.236— el año pasado que víctimas de la represión en el mismo periodo de tiempo en Siria, inmersa en una guerra civil. En Honduras hay 82 homicidios por 100.000 habitantes. En Madrid hay uno. Incluso en el violento y vecino México, son 18".
De hecho, como señalamos, la situación ha llegado a tal extremo que algunos dirigentes centroamericanos quieren combatir la violencia ligada a la droga mediante diversas estrategias. Por ejemplo, el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, ha querido convencer a los presidentes de Centroamérica para aprobar la despenalización de la droga como estrategia para combatir el narcotráfico, idea en la que insistió más tarde en una entrevista en Prensa Libre.
Sin embargo, Pérez Molina no logró convencer al presidente salvadoreño, Mauricio Funes, quien afirmó que está en contra de la despenalización de las drogas en Centroamérica porque, a su juicio, el istmo se convertiría en un "paraíso del consumo". "Si bien es cierto (despenalizarla) manda una señal y golpea la estructura financiera de los cárteles de la droga, (...) se reduce los costos de comercialización de la misma; y por lo tanto al venderla más barata en esa medida sus ganancias son menores, pero crea un problema de índole moral", agregó, según Efe.
Y Funes da en el clavo, pues la droga convierte al que la consume en un ser humano esclavizado por la propia droga, por lo que su dignidad humana, radicada en la libertad, queda hecha añicos. La droga, además, genera en las familias de los drogadictos y en ellos mismos terribles tragedias.
También acierta la candidata mexicana a la Presidencia del Partido Acción Nacional (PAN), Josefina Vázquez Mota, quien ha defendido que los funcionarios públicos que sean cómplices del crimen organizado sean condenados a cadena perpetua y ha abogado por que se castigue con todo el peso de la ley a los políticos que laven dinero. Vázquez Mota aseguró que no va a dar tregua alguna a los corruptos porque al pactar "se convierten en miembros de la mafia, ya no están en el terreno de la política". "Un político que pacta con el crimen, no pertenece a la política. Un político que pacta con el crimen pertenece ya al crimen organizado, es un capo más del crimen organizado", ha afirmado en declaraciones recogidas por el diario 'El Universal'.
Asimismo, el Gobierno hondureño pidió el 1 de febrero "ayuda internacional" para combatir la delincuencia. El congreso aprobó un decreto para depurar la policía, la fiscalía y el Poder Judicial con la asesoría de expertos extranjeros. Los ministros de Seguridad y Defensa de El Salvador, Honduras y Guatemala se reunieron el viernes pasado para coordinar esfuerzos.
El problema de la violencia en Hispanoamérica, ligada a las drogas, e incluso al satanismo puede decirse que es el principal cáncer en la región, que hay que extirpar como sea. Y en eso, España tiene que involucrarse y ayudar.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hipanidad.com