La negociación del Estatut se encuentra en un impasse. Por una parte, CiU -pastoreado por la sombra de Jordi Pujol- pretenden boicotear el acuerdo para poder vender en Barcelona que los amigos de Madrid no han sido especialmente útiles. Cataluña no está de rebajas, señalaba este fin de semana Artur Mas. Por otra parte, ERC trata de desvincular al gobierno de CiU y tirar millas con el tripartito. Al fin y al cabo, los republicanos descuentan que CiU no tendrá el coraje de pedir el rechazo en Cataluña.
Por su parte, los barones socialistas han amenazado con la ruptura mientras que Felipe González se permite afirmar a los suyos que el Estatut es una cagada porque Zapatero es una mierda. Zapatero, por si acaso, se pone la venda antes que la herida y afirma que si el Estatut no sale adelante no pasa nada. Y desde la oposición se critica a Zapatero por haberse metido en este lío del que no sabe salir.
Y para echarle una mano al Presidente, en uno de los exámenes de la Universidad Oberta de Cataluña (la universidad a distancia de la Generalitat catalana) se pide a los alumnos en un examen qué estrategia seguirían para Zapatero en el asunto del Estatut. Eso es lo que se dice poner un examen pegado a la actualidad. Y de paso, si sale alguna idea brillante, el tripartito aprovechará para brindar las ideas al atribulado Presidente. Eso sí, sin tener que pagar a esos incómodos asesores, y por supuesto, sin pagarlos.