La celebración el pasado día nueve de septiembre en Bélgica de la "Jornada sin calzoncillos", convocada por una asociación protectora de animales en protesta contra la castración sin anestesia de los cerdos, abrió un debate nacional sobre quién es responsable de esta cruel práctica.
En las últimas semanas, cuñas de radio y anuncios a toda página en los diarios han animado al colectivo masculino a apoyar la acción, como "gesto de solidaridad" con los cinco millones de cerdos castrados cada año en Bélgica.
La castración quirúrgica se hace para evitar comportamientos agresivos y para impedir determinados olores o sabores que se producen al cocinar alimentos derivados del cerdo macho sin castrar. ¿Habrá que recordar que la castración es una práctica obligatoria en la Unión Europea? ¿Que quienes menos interesados están en practicarla son los ganaderos? ¿Se han planteado estas asociaciones el sufrimiento, aún en el seno de su madre, de los niños abortados?
La mayor parte de ellos son pro abortistas. Por favor, un poco más de coherencia ética.
Domingo Martínez Madrid