En esta sociedad en que vivimos, hoy escandalizada por los parricidios cometidos por una madre en el municipio de Pilas que conservaba sus bebés congelados y que ha movilizado Guardia Civil, jueces y masas vociferantes pidiendo el castigo para la asesina y justicia para sus hijos.
En esta misma sociedad se está acabando con la vida de un bebé dentro del vientre de su madre cada cuatro minutos. Esos vientres que, debiendo ser los lugares más seguros y acogedores de la tierra, se han visto convertidos en algunos casos en corredores de la muerte.
¿De qué nos extrañamos si entre todos hemos dejado que se minusvalore la vida hasta que se liquide a precio de saldo? La ley aprobada por el ejecutivo Zapatero en 2010 legitimó estas conductas validando el derecho de la madre a decidir sobre el derecho de su hijo a nacer. La ley del más fuerte. El bebé en el vientre pasó a convertirse en una "valor" sólo, si era deseado y así, si nadie te desea tu vida no vale nada.
¿Existe una discriminación mayor? Pero ahora nos asustamos con los crímenes de esta madre cuando hemos dado por bueno que, hasta un minuto antes de nacer, la vida no valiese nada. Y mientras, seguimos esperando la prometida reforma de Gallardón Hipócritas.
Victoria Blasco López