Al final, sólo acudieron tres postores: Telefónica, Abertis y Mediapro

 

Telefónica se haría la competencia a sí misma, Abertis casi e incluso la Caixa podía atentar contra la concurrencia. ¿Qué pinta ahí Mediapro? Da lo mismo, ERC quiere crear la Compañía Telefónica Nacional de Cataluña y Montilla ha terminado por ceder para salvar el Tripartito.

Cinco años después de que ERC anunciara a bombo y platillo que Cataluña contaría con un operador neutro de telecomunicaciones se demuestra lo que todo el mundo ya sabía, que este es un proyecto político que sólo interesa a Joan Puigcercós.

Su mano derecha en la Generalitat, Jordi Bosch, bajo el paraguas de la Secretaría de Telecomunicaciones, está haciendo todo lo posible para conseguir que el operador neutro, pagado con fondos públicos, se adjudique este verano. ERC tiene muy pocas cosas que enseñar durante la próxima campaña electoral catalana, por no decir nada, y quieren que esta sea una de ellas.

Joan Puigcercós prometió a sus bases y a sus alcaldes que la Generalitat tendría una empresa propia de telecomunicaciones que diera servicios de banda ancha a todas las comarcas de Cataluña. Pero el proyecto se encontró con la oposición del socialista José Montilla, que no entiende la necesidad de gastar presupuesto público en una aventura que sólo sirve para que los republicanos se apunten un rédito político ante sus votantes.

Ahora, cuando por fin  había convencido a los socialistas, el número de empresas que se han presentado al concurso, vuelve a mostrar el escaso interés económico por el proyecto. Jordi Bosh esperaba una avalancha de multinacionales interesadas por el operador público, pero al final han ido al concurso las tres que tenían que ir por obligación: Telefónica, Abertis y Mediapro. Al final, Jordi Bosch ha tenido que acudir a las empresas de siempre para que les salve un concurso que todavía está por ver cómo acaba.

Estamos hablando de una red de telecomunicaciones alternativa a las actuales, la de Telefónica, la de ONO o cualquier otra, algo similar a Euskaltel. En principio, para dar servicios a la Administración autonómica catalana pero con la idea de alquilarla a terceros. Y estamos hablando -importante- de un concurso para que los operadores privados construyen la red -con dinero público, naturalmente- y que luego actúen también como operadores de esa red. Por decirlo de algún modo: los independentistas de ERC quieren crear una nueva CTNE, es decir, una Compañía Telefónica Nacional de España, sólo que cambiando la E de España por la C de Cataluña. Todo sea por las elecciones de noviembre y a cargo del erario público.  

Hablamos de 900 millones de euros en una concesión a 20 años. Como ya hemos citado, resulta que la Generalitat correrá con los gastos en el caso de que el proyecto no resulte rentable... que no lo será. Merece la pena leer las condiciones del contrato, de donde ya se deduce que el operador neutro no será muy neutral.

El concurso, en resumen, ha sido un éxito. Se presumían decenas de posibles postores y resulta que han acudido tres. Telefónica, se supone que con la sana intención de boicotearla porque no se entiende la inversión en un competidor directo. Abertis es una empresa de infraestructuras por lo que le interesa, cuando menos, estar bien informada. Ahora bien, si llegara hasta el final -no parece- podría estar atentando contra la libre concurrencia, dado que Caixa, propietaria de Abertis posee un 5% de Telefónica, y si Abertis se convierte en operador las telecos serían competidoras.

Lo mejor de todo: ¿Qué pinta Mediapro en esta historia? ¿Una empresa de contenidos televisivos adelantando dinero al Estado para una red de fibra óptica? Qué raro, ¿no?

La obsesión nacionalista de ERC se ha convertido en fracaso y risión. Sólo tres postores, aforado el uno, interesado el otro y absurdo el tercero, sólo entendible porque Jaume Roures se ha convertido en el editor de Zapatero y de José Montilla.   

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com