Marcel Lévesque ha sido un gran vendedor de coches, por eso se resiste a jubilarse, porque su trabajo le llena, más aún tras quedarse viudo. Aparentemente es muy amable con los clientes pero, en el fondo, no le preocupa más que engrosar la lista de ventas. Su lado humano lo suple con la compañía de su hija y su nieto…
Drama sencillo y sin estridencias, El vendedor parece un trozo de la vida misma. Como en su corto Dust Wowl, el director canadiense Sébastian Pilote vuelve a tener como protagonista de su historia a un hombre que no sabe vivir sin trabajar, en esta ocasión en un largometraje bien resuelto que, además, denuncia la burbuja financiera en la que hemos vivido y que a mucha gente le incitó a consumir por encima de sus posibilidades.
Para: Los que les gusten los dramas que provocan la reflexión