La táctica es la misma: aislar al Partido Popular. Fracasó en Cataluña porque Montilla se sintió engañado, pero es vital que funcione en Navarra. La coalición Nafarroa-PSN daría la mayoría absoluta y desalojaría del poder a UPN-PP. Con ello, podría ofrecerse a Batasuna el órgano de coordinación vasco-navarro. En el País Vasco, ZP trata de reeditar el Gobierno de coalición PSOE-PNV

En Cataluña le salió mal, pero ZP quiere repetir la jugada en Navarra: aliarse con nacionalismo moderados económicamente hablando, nacionalistas de derechas- para aislar al Partido Popular, el único que ahora mismo puede arrebatarle La Moncloa.

Y eso que la estrategia fracasó de forma drástica el 1 de enero, en Cataluña. El pacto ZP-Artur Mas tenía todos los boletos para ejecutarse, especialmente tras el subidón de CIU. Sin embargo, José Montilla comprendió que el secretario general del PSOE estaba jugando con él y decidió retarle: el hombre que derrumbó el Tripartito de Maragall abofeteaba a Zapatero con un segundo Tripartito. Y Mas se lamía las heridas afirmando que ya no podía confiar en la palabra de Zapatero. Las disculpas del inquilino de la Moncloa son meridianas: quiso pero no pudo.

Sin embargo, si el resentimiento de un Montilla que se sentía engañado frustró el plan catalán, Zapatero considera que la técnica sigue siendo buena. Ahora toca aplicarla en Navarra, con las elecciones del próximo mes de mayo. Sólo que el socio esta vez no es CiU, sino Nafarroa Bai, macedonia que logró resucitar el mustio PNV navarro, unido a otras corrientes nacionalistas -vascas, se entiende- e incluso gente procedente del mundo batasuno en versión pacífica. El caso es que consiguieron una diputada en el Congreso, la periodista Uxue Barkos.

Navarra no representa mucho, con sus 650.000 habitantes, pero es una pieza clave dentro del gran objetivo político de ZP, al que, vaya por delante, no ha renunciado convertirse en el pacificador de Euskadi. Y así, Navarra se ha convertido en su moneda de cambio favorita en sus negociaciones con ETA. Ni los más radicales batasunos consideran posible la integración de Navarra en el País vasco, pero quieren comenzar con un órgano de Coordinación entre las dos comunidades. Un organismo, con el nombre que se quiera, que actuará como una superestructura sobre la situación jurídica actual. La periclitada Asamblea Vasco Navarra de municipios era justamente eso. En plata. Navarra a cambio de que ETA deje de matar.

Por cierto, muchos navarros forales empiezan a percatarse de la jugada, dado que están aumentando los empadronamientos de vuelta en el antiguo Reyno. A todo esto obedece el recambio de Carlos Chivite por Fernando Puras, como candidato del Partido Socialista Navarro. Chivite era un defensor de la no integración. No es que Puras sea otra cosa, pero podría aceptar la creación de un órgano de coordinación, un primer paso.

En Euskadi, la espléndida relación entre el líder nacionalistas Josu Jon Imaz y Zapatero es tan buena como lo fue entre ZP y Mas. Ahí se trata de restablecer en Vitoria el mismo Gobierno de la Transición: coalición PSE-PNV en una Euskadi pacificada, o, al menos, donde no haya atentados mortales.

En cualquier caso, la alianza con los nacionalismos moderados (que ha dado buen resultado en Galicia) continúa siendo la técnica favorita de Zapatero. Eso sí, le conviene que los aliados nacionalistas sean moderados. Si no, le puede surgir cualquier Carod en el camino. Y el problema es que con carodes no sólo no se aísla al PP sino que, incluso, se puede conseguir que el votante socialista de Extremadura, Castilla o Andalucía, se agarre un globo muy considerable.