Cada oferta sobre Endesa ha supuesto una inmediata superación de la misma por parte del mercado. Sin embargo, dos semanas después de que los alemanes prometieran 35 euros por acción, los títulos de Endesa se han quedado por debajo de los 34. La tesis del Gobierno español consiste en situar frente a la OPA de E.On un bloque que posea el 40% del capital. José Manuel Entrecanales: Todavía no sé dónde me he metido
Tras la OPA lanzada por Gas Natural (GN) sobre Endesa, el proceso siempre ha sido el mismo : el mercado se situaba ligeramente por encima del precio de la oferta, como descontando que probablemente habría alguna mejora en el último momento. Ocurrió con la OPA de GN, pero también con la de E.ON a 27, incluso con la compra de Acciona a 32.
Pero la carrera se ha frenado. El mal de altura parece haber afectado a los mercados. Y la cotización permanece estancada por debajo de los 35 euros ofertados por E.ON. ¿Razón? Los alemanes prometen, no compran, así que el mismo mercado empieza a descontar que E.ON no se saldrá con la suya, por mucho que Bernotat y Merkel bramen por la jugada del mentiroso de Zapatero.
El mercado parece creer más bien que el asesor económico de Moncloa, Miguel Sebastián, ha conseguido imponer su idea de los campeones nacionales. Acciona no sólo entra con la bendición gubernamental, sino que está elevando su peso en la eléctrica de tapadillo. Claro que todavía le queda conseguir un porcentaje de control suficiente como para repeler operaciones ajenas.
Suman a Caja Madrid y la SEPI, que ya optado por retrasar hasta el 2008 la venta de sus participaciones financieras. Todo para el 2008, como el modelo de financiación autonómica y la aplicación de las reformas fiscales. Primero, acabar la legislatura; después, ya veremos.
Pero Caja Madrid, SEPI y Accionan no suman una mayoría de control suficiente. Así que el proyecto ahora es incluir a nuevos socios, Gas Natural incluido. Está por ver si la filial de la Caixa accede, dado que tendría que comerse el orgullo, comprar más caro y encima no mandar.
Desde la óptica del gobierno el proyecto es claro : defender la españolidad de Endesa frente al liberalismo asimétrico que impera en la UE y al mismo tempo conseguir la cabeza de Pizarro. En bandeja de plata, a ser posible. En esas están, aunque la oposición de Caja Madrid puede ponerlo realmente difícil. La alternativa es que los Entrecanales manden en la nueva Endesa a la que GN aportaría su mayor experiencia. No hay que olvidar que el pasado mes de marzo el Gobierno ya animó a Acciona a poyar a GN frente a E.ON. El problema es que los Entrecanales querían mandar y La Caixa no lo admitía. Ahora sí que lo admite porque le ha visto las orejas al lobo. Precisamente lo que Merkel no perdona a Zapatero es que, tras prometerle vía libre a E.ON, consiguiera reactivar la operación Entrecanales y crear un bloque español. Recordemos: el 31 de agosto una conversación telefónica Zapatero-Merkel le da la victoria a E.ON. Sin embargo, un mes después el ministerio de Industria afirma que retrasa su decisión definitiva sobre la OPA de E.ON y una semana más tarde la CNE, hasta ese momento escondida debajo de la mesa, se ratifica en sus condiciones para aceptar la oferta alemana, las mismas condiciones que Wulf Bernotat consideró inaceptables.
A todo esto, hay que añadir un factor clave demasiado olvidado. GN controla, a través de fondos amigos, un 12% del capital de Endesa (el objetivo inicial era llegar al 15%), una operación habitual cuando se va a lanzar una OPA.
En resumen, la jugada del Gobierno español puede resumirse así: un grupo de inversores se situaría como propietario del 40% del capital de Endesa (30, si Caja Madrid no entra en el juego) frente a la OPA de E.ON. Por lo tanto, los alemanes, que han condicionado su OPA a la obtención del 50,1% del capital, se verían obligados a luchar sobre un 60% de la masa accionarial. En otras palabras, una situación muy complicada.
De cualquier forma, los Entrecanales no lo tienen muy claro, al menos si consideramos la confidencia de José Manuel Entrecanales a un amigo personal en la mesa de un restaurante: Todavía no sé dónde me he metido
Lo único que está claro es que no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo.