Se trata de conseguir la gran petrolera iberoamericana.
Las palabras de Lula da Silva apoyando a Hugo Chávez en contra del Rey de España y del presidente Rodríguez Zapatero constituyen la base para una alianza entre las dos grandes petroleras: la brasileña Petrobrás y la venezolana PDVSA. De hecho, el rifirrafe hispano-venezolano en
Recordemos que el presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau animaba a los inversores -última reunión con analistas- a poner el dinero en la nueva YPF, donde Repsol conservaría un 55% del capital, mientras el grupo argentino Petersen, próximo a la Casa Rosada, y la bolsa de Buenos Aires, sumarían el 45% restante.
Sin embargo, el enfrentamiento de Chile, entre el monarca español y ZP frente al caudillo bolivariano ha polarizado toda la vida hispanoamericana. Por eso, ni en Repsol confían ya muchos en que esa gran petrolera iberoamericana pueda realizarse a partir de YPF, sino más bien de Petrobrás-PDVSA, las dos petroleras de dos países representantes de los dos mundos emergentes, para bien o para mal, en Iberoamérica en el momento presente: el pragmatismo socialdemócrata de Lula y el populismo socialista de Chávez. Ambos frente a España.
Simplificando mucho, Chávez sujetaría a Morales o Correa, mientras que la presencia de Lula y Kirchner tranquilizaría a personajes como Álvaro Uribe, Michelle Bachelet o Alan García.
Lo más sorprendente, aunque no asombroso, la deriva del brasileño Lula da Silva, quizás el que ha lanzado la carga de profundidad más importante contra los intereses españoles y contra Repsol YPF, al tocar la cuestión de fondo, otorgando a Hugo Chávez la legitimidad democrática que le niegan la Unión Europea y los Estados Unidos. Un viraje ratificado por el maestro de ceremonias de las dictaduras iberoamericanas, Fidel Castro quien, tras una primera y tímida reacción ha lanzado toda su artillería verbal contra España, a la que ya introduce dentro de su concepto favorito: genocida.
Y esto no es un hecho con consecuencias políticas sino, a la postre, económicas, justo cuando Caracas, pura casualidad asegura que la OPEP o logrará -¿realmente lo pretende?- detener la escalada del precio del barril que camina hacia los 100 dólares.