Libertad y conciencia. Lástima que en no pocas ocasiones tanto la palabra libertad como la palabra conciencia se entienden de forma distorsionada.
La libertad como el poder de hacer lo que a cada uno le de la gana; la conciencia, como un obstáculo para que la libertad desarrolle todas las capacidades del hombre, y del actuar del hombre.
Tal vez reconociendo el obstáculo que puede ser la conciencia, Christine McCafferty, británica, eurodiputada socialista, presentó el recurso para conseguir que la objeción de conciencia fuera abolida y que nadie pudiera alegarla a la hora de verse obligada a llevar a cabo prácticas de muerte tan contrarias a las prácticas de vida que, con tanto sacrificio y sin reconocimiento alguno, llevan a cabo los médicos en todo el mundo.
¿Quería McCafferty, y los demás eurodiputados, socialistas y otros, que la apoyaron, que los médicos de los hospitales de Europa se convirtieran en una especie de agentes de la SS; guardias de campos de concentración; asesinos a sueldo; políticos corruptos? Sin juzgar sus intenciones -que, por otro lado, son obvias-, quizá podríamos contestar: posiblemente sí.
¿Por qué? Esas cuatro categorías de seres humanos son seres humanos manipulables. Y seres humanos manipulables es lo que anhelan algunas ideologías actuales para asentar sobre ellos, sobre toda la sociedad, su abuso de poder legal.
Xus D Madrid