Si creían que los nórdicos eran especialistas en relatos desasosegantes atención a este estreno israelí que les hace la competencia: Big Bad Wolves.
El cuento de Caperucita roja nunca se había revisitado en el cine con tanta violencia, ni tanto humor negro, como en este thriller, Big Bad Wolves
Unos brutales asesinatos de niñas cometidos por un despiadado asesino en serie enlazan la vida de vida de tres hombres: el padre de la última víctima, deseoso de venganza; un detective de policía que opera en los límites de la ley y el principal sospechoso de los asesinatos.
En este thriller lleno de tensión encontrarán gore visual pero también dialéctico aunque cuenta con la originalidad de que el clímax de algunas de las escenas más violentas se rompe con golpes de humor muy negro.
Big Bad Wolves es el segundo largometraje que dirigen juntos los israelíes Aharon Keshales y Navot Papushado, profesor y alumno, respectivamente, quienes debutaron en la dirección con la película Rabies, la primera película israelí de terror.
Aclamada en el pasado Festival de Sitges, Big Bad Wolves cuenta con un admirador de lujo: el director Quentin Tarantino que la calificó como "La mejor película del año" (refiriéndose a 2013), pero además de su extrema violencia tiene otra pega: contiene un desenlace que deja con la sensación de que hay trampa en el guión.
Para: Los que no se asusten de las películas negras negrísimas