Lo cuenta Zenit: Benedicto XVI pide más coherencia a los laicos en la vida pública, especialmente a los políticos.

Lo mismo que Juan Pablo II, lo miso que Chesterton: que al entrar en el Parlamento dejen el sombrero en el perchero, pero no la cabeza... ni el corazón.

Se echa de menos que los obispos españoles se animen a seguir la senda.