- El fabricante de automóviles protagoniza el último gran escándalo, uno más en el largo currículum de la industria germana.
- El gigante bancario Deutsche Bank es comparable al inquietante HSBC: sólo este año ha pagado 2.500 millones en multas.
- El nombre de la tecnológica Siemens está asociada la palabra soborno: los ha pagado para estar en medio mundo.
- Un ex ejecutivo acaba de confesar que recurrió a ese método para ganar un contrato de 1.000 millones en Argentina.
- El grupo farmacéutico Bayer pagó sólo en 2014 más de 1.400 millones para detener los pleitos por los efectos secundarios.
- El problema lo tiene ya en Alemania: se sentará en el banquillo por los excesos de sus anticonceptivos (trombosis o embolia).
El escándalo que ha sacudido los cimientos del
Volkswagen es, a estas alturas de la película sobre el fraude medioambiental, el más sonoro en la aparentemente impoluta industria germana, pero no el único. Es verdad,
ha dejado tocada la imagen del made in Germany, del mismo modo que lo han hecho también, al menos otras tres empresas de distintos ámbitos.
En el ámbito bancario se lleva la palma
Deutsche Bank, uno de los grupos financieros más especulativos y, por ello, uno de los más multados también por sus prácticas ilícitas. En el ámbito tecnológico destaca
Siemens,
insuperable en eso de los sobornos para conseguir contratos. Ayer mismo, miércoles 30, lo confesó en Estados Unidos otro de su ex ejecutivos argentinos. Y entre las farmacéuticas no se escapa
Bayer, a la que se le agolpan los litigios por los efectos secundarios de sus fármacos.
La tensión pasa en estos momentos, indefectiblemente, por el fabricante automovilístico, protagonista a diario de nuevas entregas tras el hallazgo del fraude en sus motores. Tiene por delante la revisión de millones de coches, un coste incalculable en euros, sobre todo si añade lo que le está por caer en EEUU por las
demandas colectivas.
Entre el paréntesis al que obliga el suspense de Volkswagen, están las otros consorcios también escandalosos que corroboran que en Alemania no todo lo que brilla es oro.
En el ámbito financiero, como decía, la palma se la lleva Deutsche Bank. Las
multas que ha tenido que pagar en EEUU y Europa por prácticas bancarias irregulares son tan elevadas que obligaron a un cambio en la dirección del grupo, que obligaba también a un cambio de modelo de negocio.
Los dos copresidentes del banco germano hasta junio, el indobritánico
Anshu Jain y el alemán
Jurgen Fitschen, tuvieron que renunciar tras un recorte del 50% en los beneficios. La razón de ese quebranto no estaba en el negocio sino en las multas. En abril
no escapó de la criba y encajó una sanción de 2.500 millones de dólares por haber manipulado los tipos en los índices de referencia para los préstamos entre bancos (Libor, Euribor y Tibor) entre los años 2005 y 2011. La sombra de sospechas iguala al británico
HSBC, protagonista este año de haber hilvanado un fraude fiscal masivo a través de filial helvética.
Ha tomado el mando de la entidad el británico
John Cryan, pero no tendrá fácil corregir el rumbo, porque ese banco, como otros,
se ha convertido en banca en la sombra, a pesar de los años que lleva protestando precisamente contra la banca en la sombra, en eso banca en la sombra. El vicio está en su médula: se ha olvidado de la banca doméstica y de servicios, concentrándose en la banca de inversión, de gestión de patrimonio y corporativa. Por eso despide y reduce la red.
Otras de las empresas alemanas bajo la lupa permanente de la sospecha es la tecnológica Siemens. Ayer miércoles, uno de sus ex ejecutivos del departamento financiero en Argentina, Andrés Truppel, se confesó culpable de participar en un esquema de sobornos para adjudicarse un contrato de 1.000 millones de dólares con el Gobierno en 2011,
informa este jueves France Press.
Pero lo sucedido en Argentina no es más que otro eslabón en las sombras que rodean a esa empresa, que ha ganado contratos millonarios en medio mundo, también en España, con el método del soborno. Hace siete años, en 2008, tuvo que pagar una multa de bastantes millones de dólares, unos mil, tras ser declarada culpable en más de 400 casos de soborno. Siemens, como otras empresas alemanas, se aprovechó del vacío legal en el país, para sobornar y desgravarse por el dinero que pagaba para adjudicarse contratos.
También tienen un puesto de honor en esa
lista negra de empresas alemanas otras empresas como
Commerzbank o
MAN, pero merece la pena detenerse en la farmacéutica Bayer por los efectos secundarios de sus fármacos.
Recientemente, informamos de que
se sentará en el banquillo en Alemania por los desvaríos de sus anticonceptivos: trombosis o embolia. Pero no es el único caso y por el mismo motivo, los anticonceptivos: la multinacional abortista tuvo que pagar más de 1.800 millones de dólares en 2014 en EEUU por casi 9.000 demandas judiciales. Los argumentos de los afectados son siempre los mismos: la compañía no informa, o lo hace mal, de los efectos secundarios de sus fármacos.
Hay un colectivo, la
Coalición contra los peligros de Bayer, que vigila y denuncia los excesos de ese grupo desde 1983 en otros muchos ámbitos como la violación de los derechos humanos o medioambientales.
Rafael Esparza
rafael@hispanidad.com