- Son pocas las divisiones que dan dinero.
- En la parte positiva, Josu Jon Imaz ha forzado una política extraordinariamente conservadora.
- Lo que le permite salvar los trastos pero sin alegrías.
- Era lo que tenía que hacer. Y cuando el crudo despierte, Repsol despertará.
Pues
no son buenos los resultados de
Repsol en este primer semestre de 2016: han descendido en un 39% respecto de los de igual periodo de 2015. Sin embargo, el resultado de explotación, el
negocio, ha permanecido
estable (-0,7%), el Ebitda ha crecido ligeramente ( 0,4%).
Es el resultado financiero el que explica la
fuerte caída de los beneficios en los últimos doce meses, pues ha descendido en 637 millones de euros, en un grupo que el año pasado por estas fechas publicó un beneficio de 1.053 millones de euros y este año de 639 millones de euros. Estos son los problemas que genera la
apreciación del dólar respecto del euro. Tal vez por eso, el castigo de este jueves en los mercados no ha sido exagerado y el título caía esta mañana un 1,5% en una jornada bajista (-1,35%), marcada por los resultados de Telefónica, que en algunos momentos iba cayendo hasta un 6%.
El endeudamiento no es problema en esta compañía, que nunca estuvo fuertemente apalancada y que este año ha realizado un
menor esfuerzo inversor que el año pasado y ha reducido su endeudamiento. Así, al cierre del primer semestre de 2015 había dedicado a la inversión 8.051 millones de euros, mientras que en el de este año, la cifra sólo ha sido de 742 millones de euros. En consonancia, en igual periodo del año pasado recibió 4.144 millones de euros en forma de
deuda para financiar sus actividades, mientras que este año ha aplicado a la
reducción de la misma 1.076 millones de euros, lo que ha mejorado su posición líquida en un 10% y el fondo de maniobra. El flujo de caja de las operaciones, además, ha crecido un 23%.
No parece pues que haya problemas en Repsol, a pesar del descenso de
resultados. Sin embargo, llama la atención que tantas líneas de negocio y en tantos territorios arrojen resultados negativos. Así, prácticamente
Europa con la actividad de
Downstream, que aporta 1.244 millones de euros, y el
Caribe con la actividad de
Upstream, que aporta 169 millones de euros, sostienen el resto de actividades en todos los territorios que arrojan pérdidas operativas por importe de 416 millones de euros. Y esto no es nuevo, al cierre del primer semestre de 2015 las cifras resultaban muy parecidas, por lo que tal vez Repsol lo único que debería plantearse es una
reordenación de sus negocios. Si no se ve capaz de ponerlos en beneficios, tal vez sería el momento de venderlos.
En la parte positiva,
Josu Jon Imaz ha forzado una política extraordinariamente conservadora. Es más, la onerosa compra de
Talisman todavía funciona a cámara lenta. Se han desechado oportunidades de negocio ante el temor de que se convirtieran en agujeros negros.
Ahora bien, el nuevo ceo ha conseguido por esta vía salvar los trastos. Sin alegrías, ciertamente, pero salvar los trastos.
Curiosidad: Repsol vale en bolsa 16.700 millones de euros frente a los 18.700 de su 'filial'
Gas Natural Fenosa. Una diferencia que, si lo prefieren no dice nada, y si lo prefieren, lo dice todo.
Lo mejor: la estructura de Repsol, ahora gigante dormido, despertará el día en que despierta el precio del
crudo. Y si no, pues no despertará.
Rodrigo de Silos
rodrigo@hispanidad.com