En Eroski, aún falta tiempo para que las aguas estén completamente tranquilas. La banca está mosqueada con la cooperativa de distribución alimentaria de la Corporación Mondragón, pues sospecha que no quiere vender su filial catalana, Caprabo.

La cadena vasca tiene una deuda bancaria de 1.540 millones de euros, de la que el 75% (1.155 millones) está en manos de las cinco principales entidades españolas: Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Banco Sabadell y Bankia. El resto está entre otros acreedores minoritarios, entre ellos, Kutxabank, entidad controlada por el PNV. Una cifra bastante alta si se compara con el Ebitda (240 millones, según sus últimos resultados de 2017), pues supone un ratio de más de seis veces el Ebitda.

La cadena vasca no quiere deshacerse de activos estratégicos, como Caprabo, Vegalsa, el negocio en Baleares y la cadena deportiva Forum Sport

Estos 1.540 millones de deuda con la banca no son baladí y más teniendo en cuenta que pagó 1.450 millones en el año 2007 para hacerse con Caprabo. Los bancos acreedores exigen a la cadena vasca la venta de activos estratégicos, lo que supondría una muestra de compromiso respecto al acuerdo de refinanciación por 1.540 millones alcanzado a principios de marzo, pues hasta ahora ha mostrado pasividad para buscar compradores.

Por su parte, Eroski, cuarto distribuidor alimentario (tras Mercadona, Carrefour y DIA), presume de que el citado acuerdo no incluye la obligación de realizar desinversiones, aunque entre sus opciones está la venta de activos inmobiliarios o la desinversión en algún centro no estratégico. Por tanto, descarta colgar el cartel ‘Se vende’ en los estratégicos, como: Caprabo (tiene 320 centros en Cataluña, según cifras a cierre de 2018), su filial gallega Vegalsa, el negocio en Baleares y la cadena deportiva Forum Sport. Y todo ello con el fin de retener sus mercados (País Vasco, Cataluña, Galicia y Baleares), teniendo en cuenta que su despliegue ha ido retrocediendo en los últimos años, quedándose casi relegada al norte y este del país.