A Johnson & Johnson se le acumulan los problemas, pues ha perdido una demanda colectiva (interpuesta por más de 1.350 mujeres) en Australia por su defectuoso implante vaginal. El Tribunal Federal de dicho país ha dictaminado como “negligente” el comportamiento del fabricante estadounidense de productos farmacéuticos y de higiene personal y de su filial Ethicon, asegurando que “los riesgos eran conocidos y no eran insignificantes”.

En concreto, el implante vaginal era una malla que se colocaba en una intervención quirúrgica para resolver daños en el suelo pélvico causados por el parto. Sin embargo, en miles de mujeres ha provocado problemas de incontinencia urinaria, dolor severo crónico o relaciones sexuales dolorosas. El dictamen del Tribunal Federal de Australia podría sentar un precedente, pues Johnson & Johnson afronta unas 8.000 demandas por este mismo caso en ese país, a las cuales se suman más de 100.000 en EEUU por los efectos secundarios de estos implantes vaginales y otras tantas en Reino Unido y Canadá, entre otros países. Dado este elevado número de denuncias, se prevé que las indemnizaciones sean multimillonarias.

Paralelamente, no hay que olvidar que Johnson & Johnson tiene una larga lista de líos judiciales. Por ejemplo, por el Risperdal (medicamento para tratar la esquizofrenia y el trastorno bipolar) que hinchaba el pecho de los hombre, caso donde ya ha tenido que pagar más de 7.200 millones de euros; también está la crisis de los opiáceos (causada por medicamentos contra el dolor que creaban adicción y han provocado cientos de miles de muertes por sobredosis en EEUU), donde ya hay más de 2.000 demandas e incluso la multinacional está pagando dinero para evitar algunos juicios y una multa de 515 millones; y los polvos de talco que provocaban cáncer.