El ministro Nadal presenta el nuevo informe energético. Energía. Expertos políticamente correctos
La energía tiene que ser, primero barata, luego sustentable. En tercer lugar, ecológica. Conclusión: la mejor energía es la nuclear. Que, además, no contribuye al cambio climático y constituye un gran logro de la inteligencia humana. Es la energía más barata, es la más intensiva y no contamina (aunque es cierto que provoca residuos… cada vez menos).
Eso sí: aseguran que debe alargarse la vida de las centrales nucleares. Claro, a la fuerza ahorcan
Esto es lo que niega el Informe de expertos encargado por el Gobierno. Sí, claro, a la fuerza ahorcan, aseguran que hay que ampliar 10 años la vida de las centrales nucleares. Como que si no hay energía en el enchufe. Apuestan por la energía fotovoltaica y, al tiempo, dicen que la tarifa de la luz debe bajar. A ver, campeones: si han sido las primas -subvenciones- a las renovables, en especial a la fotovoltaica -la más cara de todas junto a la termosolar-, las que han provocado el déficit de tarifa que luego debemos pagar todos los consumidores.
Para entendernos: la energía tiene que ser barata, sustentable y verde. Por ese orden
Piden que suban los impuestos para bajar la luz. Hay que ser jetas: como que el coste de la luz lo vemos en la tarifa del recibo cada mes, mientras que los impuestos no los palpamos de la misma forma… aunque nos quitan el dinero con la misma codicia estatal.
Además, qué cosa más absurda: cobrar más a todos para financiar un servicio que todos consumimos. ¿Qué más da que me quiten el dinero del bolsillo izquierdo o del bolsillo derecho?
O sea, que la energía nuclear es fundamental
Precisamente, son los impuestos los que han hecho carísimo el carbón como productor de luz. Si se hubiera dedicado ese dinero, no a anular el carbón sino a minimizar su efecto invernadero dispondríamos de otra fuente de energía inacabable y con las mayores reservas en el planeta. Y quieren sustituir el carbón por el gas… como si el gas no contaminara.
En fin, expertos políticamente correctos que acaban en lo políticamente correcto: impuestos altos y ecología cara.