• Si el calentamiento global es una realidad, el problema no sería la falta de agua sino su exceso.
  • El cambio climático exige mucha humildad científica.
La ola de calor de julio en España -sí, fuerte ola de calor- ha servido para que los profetas del Apocalipsis climático -profesión muy de moda en el momento actual- nos emplacen para el ya próximo final. No es que se lo crean, pero les gusta amedrentar. Naturalmente, cuando lleguen las olas de frío del invierno saldrán a lanzar sus vaticinios y acusaciones al cono sur, que está en verano. Pero en el hemisferio norte ha dado un paso más. Un científico del clima -titulación que se otorga uno a uno mismo- nos advierte que lo peor está por llegar: resulta que nos quedamos sin agua. Es el nuevo ataque de los clones: cambio climático, calentamiento global... te fastidias que no hay para beber. ¡Menuda sed, tío! El cambio climático es un hecho -o una mentira- con tantas variables que resulta imposible alcanzar conclusión alguna. En cualquier caso, tan válida puede ser la mía como la de un "científico del clima". Se precisa mucha humildad científica, aunque, quizás, lo de humildad científica sea una contradicción en origen. Uno diría que si hablamos de calentamiento global, el problema no sería la falta de agua sino el exceso de la misma. Y así, en los dos hemisferios aumentaría la superficie cultivable y la emisión de oxígeno y alimentos. Insisto, no sé por qué tenemos que atemorizarnos ante las conjeturas malas y nos creemos las buenas, que son igualmente plausibles. Eso suponiendo que el cambio climático sea una realidad, afirmación que, como todas las anteriores, carece de validez científica. Eulogio López eulogio@hispanidad.com