Decíamos en Hispanidad sobre los agricultores que, durante sus protestas, a principio de 2024, entonaban: no queremos subvenciones, queremos que nos paguen lo que valen nuestros productos. No queremos limosnas, queremos que nuestro, duro, trabajo se pague por lo que vale, es decir, que les pague la gente con el sombrero de consumidor, no con el sombrero de contribuyente y con la intermediación del Estado. Esas palabras apuntan directamente contra el corazón de la Agenda 2030 -no producir más sino consumir menos-, contra el corazón de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) -no produzcas más sino consume menos- y contra el cerebro -sí, tiene cerebro- del mismísimo Nuevo Orden Mundial (NOM) -no poseerás nada y serás feliz-. 

Relacionado

Y, precisamente, en esa línea van estos agricultores que se dirigían así a un grupo de podemitas en la región de Murcia:

Hay que insistir en la cuestión medular: la Agenda 2030, la igual que los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) en los que se basa, supone convertir en teoría la práctica negativa de la PAC, que es auto-mutilación, una vuelta a la caverna, todo ello para perpetuar el dominio de los poderosos sobre los humildes.