Wayne Griffiths ha defendido la convivencia de dos marcas dentro de Seat, la filial española del grupo automovilístico alemán Volkswagen, en un desayuno informativo organizado por la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE). “Cupra no es ningún riesgo, sino que da futuro a Seat” ha señalado, y aunque hayan decidido electrificar antes Cupra, que nació en 2018 y ofrece coches más baratos que Tesla, “Seat tiene que financiar las inversiones en electrificación y tendrá un futuro distinto al de hoy”, pero aprovechando su éxito entre los jóvenes y como solución de movilidad accesible.

El presidente de ambas marcas y de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), así como miembro del Consejo de Administración de Volkswagen España, ha insistido en el chantaje del grupo alemán a nuestro país en relación al Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) del vehículo eléctrico y conectado (también conocido como PERTE VEC). Considera que “no es suficiente” la adjudicación de 397,4 millones de euros y que “hay que buscar soluciones”, algo para lo que el tiempo corre, pues el plazo acaba el próximo 9 de noviembre. El proyecto ‘Future: Fast Forward’ lo forman 62 empresas, lideradas por Volkswagen y Seat, con la intención de destinar 10.000 millones a la gigafactoría de baterías en Sagunto (Valencia) y la planta de Pamplona, entre otros aspectos con el objetivo de hacer aquí coches eléctricos y baterías. “Una comunidad de vecinos” con la que están hablando y también están trabajando con las Administraciones para buscar soluciones, porque “si España no se sube al tren de la electrificación, lo harán otros países y se perderá una oportunidad única” y no se puede olvidar que ahora es el segundo productor automovilístico europeo y el noveno del mundo.

Griffiths se ha mostrado optimista en que se encuentren esas soluciones, pero también ha subrayado que en coches electrificados (eléctricos e híbridos enchufables) España está a la cola de Europa, que suponen menos del 10% del mercado total (9,13%, según los últimos datos correspondientes a octubre publicados por Anfac). Es más ha destacado que en Portugal, con menos tejido industrial, el porcentaje llega al 20%; y en Alemania está en el 25%. Y para que el porcentaje en España aumenta cree que lo primero es “quitar la inseguridad del cliente”, pero también “no demonizar el coche”, tener “oferta accesible” y “dar un incentivo al cliente”, reclamando mejoras en los planes Moves y medidas fiscales. Además, considera que nuestro país “tiene potencial de energía renovable para la carga y también para la producción de coches eléctricos y baterías” que hay que aprovechar, así como el nivel de formación de los trabajadores y la flexibilidad. “Con ambición y confianza en nosotros mismos podremos ser tan rápidos como China”, ha subrayado, e incluso se abre a la opción de que los chips y el cableado (ahora depende en gran medida de países de Europa del este y gran parte se hacía en Ucrania, y en el norte de África) se puedan hacer en nuestro país gracias a una apuesta por la industria 4.0. Pero claro para todo elllo se necesitan elevadas inversiones... y fían demasiadas a la vía de las subvenciones.