Talgo supone el penúltimo fracaso del GobiernoSánchez por querer hacer política en las empresas... no sólo públicas y semipúblicas, sino también privadas. Lo saben bien, entre otras, Indra (donde el Estado se ha hecho con el 28% y tiene sentido, sobre todo, por la parte de Defensa... y más ante el rearme) y Telefónica (donde el Gobierno compró -con dinero de todos los contribuyentes, por supuesto- el 10% del capital y cambió al presidente).
Un intervencionismo lamentable que, en el caso del fabricante ferroviario, obedece al deseo de Sánchez por hacerse el más progre y castigar a los ‘ultras’ húngaros de ViktorOrbán. Recuerden que el Gobierno vetó la OPA por el 100% de Talgo que lanzó el consorcio húngaro Ganz-Mavag por sectarismo ideológico y aludiendo al tema de la seguridad nacional, un veto que supuso una gran chapuza por parte del ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, ÓscarPuente, y del resto del Ejecutivo sanchista, que además se negaron a poner dinero de las arcas públicas para entrar en Talgo y defender que es una empresa estratégica por su tecnología de ancho variable. Y todo ello, a pesar de que les iba a salir más barato que los innecesarios ‘asaltos’ en Telefónica e Indra.
En lugar de poner dinero, acudieron a sus socios vascos... Así, el pasado febrero, el fondo Trilantic, que quiere irse de Talgo sí o sí, aceptó la oferta de la siderúrgica vasca Sidenor y de sus socios vascos (el fondo público vasco Finkatuz, la Fundación Bancaria BBK y la Fundación Bancaria Vital) ... y pactó un principio de acuerdo por el 29,8% del capital. Sin embargo, el plazo para formalizar dicho preacuerdo en acuerdo termina este mes. Este martes, Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), que es el sindicato mayoritario en Talgo, ha protestado ante el Ministerio de Transportes por la demora en el proceso de venta que consideran que pone en peligro la estabilidad de la compañía. Asimismo, han reclamado que Renfe rebaje la multa de 116 millones de euros que le impuso a Talgo por el retraso en la entrega de los trenes Avril, la cual dejará sin paga variable a los empleados y que CSIF considera una sanción injusta y desmesurada.
📢 #CSIF se moviliza en Madrid, frente a @transportesgob, por la situación de #Talgo: la demora en el proceso de venta pone en peligro la estabilidad de la compañía.
— CSIF Madrid (@CSIF_UAMadrid) June 3, 2025
🪧 Pedimos al Gobierno una solución inmediata. pic.twitter.com/62WbwQIAk5
📌 Nos concentramos ante @transportesgob por la situación en Talgo.
— CSIF Nacional (@CSIFnacional) June 3, 2025
🗣 Renfe, dependiente del Ministerio, no se está portando de una manera justa con Talgo.
📢 Consideramos que las sanciones son injustas y desmesuradas y suponen un grave perjuicio para los/as trabajadores.… pic.twitter.com/XE3pTxH096
En plena cuenta atrás para formalizarse el citado preacuerdo, El Economista refería que Moncloa habría aprobado que la SEPI diera un crédito de 120 millones a Talgo para afrontar la multa de Renfe (la cual lastró sus resultados de 2024). Esto podría facilitar las cosas, pero no sería el final del cuento, sino un mero capítulo. Todo ello en un escenario en el que el fabricante ferroviario que preside Carlos de Palacio y Oriol y que tiene a Gonzalo Urquijo como CEO está a la baja en resultados (menos ingresos y pérdidas) y sigue teniendo un problema de capacidad industrial para hacer frente a sus pedidos. Además, a estos últimos se acaba de sumar un ‘megacontrato’ de 2.400 millones con Flix... y fuentes del sector señalaron a El Economista que los húngaros (cuya OPA fue vetada por Moncloa) podrían ayudarle a fabricar los 65 trenes de alta velocidad encargados por el gigante del transporte alemán.
Por ahora, oficialmente, no hay nada de esta colaboración, pero no sería algo descabellado porque Talgo firmó un memorando de entendimiento con el fabricante ferroviario polaco Pesapara colaborar en la expansión de la alta velocidad de Polonia el pasado septiembre... No olviden que tras vetar a los húngaros y el rechazo de Criteria Caixa a entrar en Talgo, el Gobierno Sánchez buscó nuevos socios, como los vascos de Sidenor y el polaco Pesa (el cual está controlado por el Estado polaco a través del fondo público estatal PFR- y el indio Jupiter Wagons, que tiene entre sus accionistas al eslovaco Tatravagonka, con un 19,24% de su capital). Respecto al problema de la capacidad industrial de Talgo, cabe resaltar que dado que es una empresa estratégica española por su tecnología de ancho variable debería contar con más financiación para levantar nuevas fábricas o ampliar las existentes para afrontar sus pedidos... y no depender de alianzas con otras empresas del sector.