Talgo ha descarrilado en 2022, año en que se conmemoraba su 80 aniversario, pero no lo notarán sus accionistas, porque ha anunciado que el dividendo subirá a 12 millones de euros este año, frente a los 10 millones que repartió en 2022 en un programa de dividendo flexible y de recompra de acciones, o sea será un 20% mayor. Eso sí, ni siquiera el hecho de que vaya a remunerar mejor a sus accionistas ha contentado al mercado -y por tanto, a los inversores-, porque su cotización baja un 3%, tras conocerse que ha desplomado el beneficio neto (-95%), ha reducido resultado bruto de explotación -ebitda- e ingresos, y ojo, ha duplicado la deuda.

El fabricante de trenes que tiene como presidente ejecutivo a Carlos de Palacio y Oriol habrá decidido elevar el dividendo seguramente por la presión de sus accionistas, entre ellos hay un fondo de inversión, algo que pasa en otras muchas compañías españolas (entre ellas, Naturgy, donde hay tres fondos entre los cuatro accionistas principales). En el caso de Talgo, el principal accionista es Pegaso Transportation International, que controla un 40,033% del capital, una sociedad que está controlada en un 63% por el fondo Trilantic Capital y en un 20,3% por la familia Oriol.

En deuda financiera neta no está para tirar cohetes: presume de que ha mejorado “respecto a los resultados de junio, situándose en 97 millones de euros a cierre del ejercicio”, pero lo cierto es que es peor a la de 2021. De hecho, 2,69 veces superior a la de ese año, que fue de 36 millones

A la vista de los resultados de 2022, a Talgo le ha ido peor que a CAF, que también se ha visto afectado por la crisis de suministros. Y es que a este impacto se ha unido el provocado por el alza de tipos de interés, que ha encarecido el coste de la deuda a largo plazo y también la financiación de proyectos; además de los mayores gastos de depreciación por las provisiones de Rusia, la reversión de bases imponibles negativas relativas a su filial en EEUU y el “elevado” impuesto de sociedades efectivo. Así, Talgo ha visto desplomarse su beneficio un 94,8%, a 1,4 millones en 2022, frente a los 27,5 millones que ganó en 2021, y muy por debajo de los 52 millones (-39%) que ha obtenido CAF en 2022.

Por su parte, el ebitda ha bajado de 66,2 millones a 52,5 millones; y el margen ebitda ha pasado del 11,9% al 11,2%, por culpa de la cadena de suministro y la inflación. Los ingresos se han situado en 469 millones, un 15% inferiores a los de 2021, por los retrasos debido a problemas en la cadena de suministro que perjudicaban los proyectos de fabricación y el impacto de la inflación en los costes. Los analistas del Banco Sabadell han señalado que no se han registrado nuevos contratos significativos en el cuarto trimestre, cerrando el año con una cartera de 3.028 millones (incluyendo el contrato de Egipto pendiente de firma), algo menor a la de 2021 (3.249 millones), y también han mencionado el posible impacto negativo que se pudiera derivar del conflicto en el contrato de LACMTA (EEUU) y de los retrasos de entregas de trenes Avril a Renfe. La compañía ha referido que este año el margen mejorará a cerca del 12% este año y los ingresos ascenderán a unos 550 millones, pues prevé que 2023 sea “muy positivo en su actividad comercial de mano de potenciales extensiones de contratos actuales y nuevos clientes” y ha confirmado “la buena marcha de los proyectos de fabricación para Deutsche Bahn (Alemania) y DSB (Dinamarca), que serán los principales impulsores de actividad industrial”.

Se ha metido la tijera a la remuneración del CEO, Gonzalo Urquijo: en 2022 cobró 1,344 millones, frente a los 2,41 millones que se llevó el año anterior por ocho meses y medio de trabajo, y esta última fue una de las cifras que no gustó al 27,94% de los accionistas. Por su parte, Carlos Palacio y Oriol también ha reducido ligeramente su remuneración a 505.000 euros

Gonzalo Urquijo, CEO de Talgo

 

Las inversiones del fabricante de trenes se han elevado a 21 millones, en línea con lo previsto. Eso sí, en deuda financiera neta no está para tirar cohetes: presume de que ha mejorado “respecto a los resultados de junio, situándose en 97 millones de euros a cierre del ejercicio”, pero lo cierto es que es peor a la de 2021, que es la comparación que se debe hacer. Talgo ha cerrado 2022 con una deuda 2,69 veces superior a la del año anterior, que fue de 36 millones.

Paralelamente, se han conocido las remuneraciones de los 15 consejeros, que en total han supuesto un desembolso de 2,498 millones. Cabe destacar que se ha metido la tijera a la recibida por el CEO, Gonzalo Urquijo (en la imagen de la izquierda): en 2022 cobró 1,344 millones, frente a los 2,41 millones que se llevó el año anterior por ocho meses y medio de trabajo, y esta última fue una de las cifras que no gustó al 27,94% de los accionistas que votaron en la pasada Junta. Por su parte, Carlos Palacio y Oriol también ha reducido ligeramente su remuneración a 505.000 euros. Eso sí, al mismo tiempo, la remuneración media de los empleados ha subido un 6,98%, pasando de 43.000 euros a 46.000.

Un tropiezo en resultados y en bolsa, después de que hace un mes ‘resucitara’ y se disparara en el parqué en bolsa tras su acuerdo con el operador privado francés Le Train