Recientemente, Imanol Pradales ha celebrado el primer aniversario de su investidura como lehendakari sin esconder el habitual egoísmo del PNV al reconocer que le favorece que Pedro Sánchez siga en La Moncloa “porque es la mejor manera de avanzar para que Euskadi reciba todas las transferencias”. Sin embargo, dentro de ese egoísmo, ha tenido bastante cara al culpar a la multa del Renfe del retraso que está habiendo para cerrar la ‘operación Talgo’.
Cabe recordar que el fabricante ferroviario que preside Carlos de Palacio y Oriol y tiene como CEO a GonzaloUrquijo recibió una multa de Renfe de 116 millones de euros por el retraso en las entregas de los trenes de alta velocidad Avril. Una sanción que lastró sus resultados anuales de 2024, que cerraron con unos números rojos de 108 millones. Eso sí, en el primer trimestre de este año, también ha registrado pérdidas (en concreto, de 7 millones)... y no ha sido por dicha multa, sino debido al menor avance en la fabricación de trenes y los mayores costes y gastos financieros.
¿Cederá el Gobierno Sánchez con la multa de Renfe? Esperemos que no, porque sería una especie de estafa, o sea, un tipo de robo. En especial, esto atañe al operador público ferroviario que desde hace unos meses preside Álvaro Fernández Heredia, que depende del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible que lidera ÓscarPuente. Claro que también podría ser una cuestión de la SEPI, que tiene como presidenta a BelénGualda y que depende del Ministerio de Hacienda que dirige MaríaJesús (Marisu) Montero. Y es que en las últimas semanas se ha llegado a rumorear que la SEPI podría conceder un crédito (en concreto, un préstamo participativo convertible de 150 millones) a Talgo para facilitar el pago de la citada multa y el saneamiento de sus cuentas para optar a contratos.
En el entretanto, aún no se ha formalizado el preacuerdo de la venta del 29,8% del capital de Talgo al consorcio vasco formado por Sidenor y sus socios (el fondo público vasco Finkatuz, la Fundación Bancaria BBK y la Fundación Bancaria Vital)... y el tiempo apremia porque el plazo acaba este mes. Pradales ha referido que está siendo “mucho más complicado” de lo esperado por el impacto de la citada multa, pues “legalmente no se puede quitar algo que cuenta con todos los informes justificativos para que se aplique”, pero “impacta directamente en el balance” de Talgo.
El lehendakari ha señalado que “hay tres ministerios del Gobierno español implicados” (además del de Transportes y Movilidad Sostenible, el de Industria y Turismo, y el de Economía, Comercio y Empresa; es decir, los ministerios que lideran Óscar Puente, Jordi Hereu y Carlos Cuerpo -ahora más ocupado por la autorización del Gobierno a la OPA del BBVA sobre el Sabadell con condiciones), lo que da idea de “la complejidad que hay detrás”, pero es “optimista”. En su opinión, la clave es “ver cómo se fortalece el balance, cómo se activan nuevas fuentes de financiación para hacer frente a todo el marco de pedidos que se ha ido conociendo públicamente respecto a Talgo de cara a futuro, y también nuevas capacidades industriales que derivarían de esa mayor producción de la compañía”. Eso sí, no compromete ninguna cifra de dinero desde el Gobierno vasco, ¡qué listo!
No hay que olvidar que también ha habido rumores sobre una posible entrada de la SEPI (o sea, del Estado) en Talgo, la cual sería mucho más barata que las realizadas en Indra o en Telefónica. Es más, el Gobierno Sánchez tiene dos buenas excusas para hacerlo: la siderúrgica vasca Sidenor no resolverá el problema de capacidad industrial de Talgo para hacer frente a sus pedidos, y encima debe afrontar dificultades dentro de su propio sector por el impacto de los aranceles al acero impuestos por Donald Trump; y la defensa de una empresa que consideran estratégica por su tecnología de ancho variable.
Y ojo, fuentes del sector señalaron a El Economista que los húngaros de Ganz-Mavag (cuya OPA fue vetada por Moncloa) podrían ayudar a Talgo a fabricar los 65 trenes de alta velocidad encargados por el gigante del transporte alemán Flix hace casi un mes. Claro que los húngaros no parece que estén como para tirar cohetes, pues sus pérdidas se han duplicado hasta los 22 millones en el último ejercicio y ascienden a 71,5 millones desde 2022, según informa 20 Minutos. Eso sí, Talgo no sólo tiene pendiente el pedido de Flix, sino otros muchos, y los operadores ferroviarios de Alemania y Dinamarca presionan para que se cumplan los plazos de las entregas de sus trenes, según El Economista.
Parece que el cierre de la ‘operación Talgo’ debería coger alta velocidad... y eso está en manos del Gobierno Sánchez y del Gobierno vasco que lidera Pradales.