Está claro que hay un sector del poder que no quiere que Elon Musk compre Twitter, pero parece que al final la operación se cerrará en los 44.000 millones de dólares que ofreció Musk inicialmente y que, en un primer momento, el consejo consideró insuficiente. Pedían 70 dólares por acción frente a los 54 dólares de Musk.

¿Recuerdan? Tras la negativa inicial llegó la batalla de los bots o cuentas falsas. Musk aseguró que había alrededor de un 25% frente al 5% que decía el Ceo, Parag Agrawal. Esa batalla aún no ha concluido y las posturas siguen en el mismo lugar, pero a Musk le sirvió para dejar claro que no iba a aumentar su oferta y que podría incluso rebajarla si se demostraba su tesis.

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De repente, en medio de todo aquello apareció una antigua denuncia sexual que Musk negó, pero que intentó sembrar dudas y manchar la imagen del magnate. Pocos antes, (¡qué casualidad!), Musk había declarado que votará a los republicanos porque los demócratas se han convertido en el partido de la “división” y el “odio”.

Pues bien, después de casi mes y medio de tiras y aflojas, acusaciones infundadas y demás, el consejo de Twitter al completo decidió en la tarde del martes que la oferta del creador de Tesla era suficiente y aconsejó a los accionistas votar a favor en la junta que convocarán al efecto.

Musk, por su parte, insistió ese mismo día en que aún faltan “algunos asuntos sin resolver”, por ejemplo, la deuda.

A todo esto, la Administración Biden ya ha comenzado a decir que la regulación de las redes sociales debería ser más exigente. Es decir, que debe haber más censura. La suya, naturalmente. A lo mejor por eso han dejado que Musk compre Twitter, porque ya están preparando una ley restrictiva con la libertad de expresión. De momento, en cualquier caso, parece que va ganando Musk. Por cierto, la oposición la ejerce el Nuevo Orden Mundial (NOM), que pretende imponer la censura en todo el planeta a través de Google, Facebook... y Twitter.