Elon Musk, cofundador y jefe de Tesla, y de otras compañías (Space X, Neuralink…), insiste en ser adalid de la libertad de expresión, algo que considera “un imperativo social para una democracia funcional” y más en estos tiempos en que impera la censura del Nuevo Orden Mundial (NOM). Para ello, el hombre más rico del mundo quiere comprar Twitter y va ganando puntos: tras anunciar que tiene el dinero para financiar la operación milmillonaria, ya negocia con los consejeros de la red social los detalles, según han informado The Wall Street Journal y The New York Times.

Hasta ahora no había habido respuesta de parte del consejo de administración de Twitter, después de que Musk diera a conocer que se había convertido en su primer accionista y expresara su deseo de comprarla. Entre los motivos, aparte de la defensa de la libertad de expresión, está el hecho de que llegó a plantearse públicamente si debería crear su propia red social y también que no le gustó nada la suspensión de la cuenta de Donald Trump ni la censura a medios prorrusos. Musk se negó a entrar en el consejo de administración de Twitter, evitando así la píldora envenenada que le lanzó la junta de la red social: si es consejero no puede superar el 14,9% del capital. Y Musk quiere mucho más. Además, ya son muchos los seguidores de Trump que le han pedido a Musk que restablezca la cuenta del expresidente de EEUU, quien ha creado su propia red social (Truth Social).

Musk se negó a entrar en el consejo de administración de Twitter: si ocupa una silla en dicho órgano, no puede superar el 14,9% del capital. Y Musk quiere mucho más

Tras anunciar que tiene unos 43.000 millones de euros para comprar Twitter, Musk ha logrado que empezarán a negociarse los detalles de la venta con los once miembros del consejo de administración. Entre ellos, están el cofundador y exCEO, Jack Dorsey, y su sustituto como primer ejecutivo, Parag Agrawal. Un giro que obedece a que Musk se había reunido en privado con varios accionistas para exponer las ventajas de su oferta y comprometerse a abordar los problemas de libertad de expresión que en su opinión afectan a la red social.

Recuerden que Musk ha ofrecido 54 dólares por acción -unos 50 euros-, una cifra que a los analistas les pareció baja, dado que el pasado julio la acción de Twitter estaba en unos 70 dólares -unos 65 euros-. Claro que también deberían tener en cuenta que dicha acción acumula una depreciación bursátil de casi el 24% en el último año, y que sólo en el último mes (en el que se ha conocido que Musk era el primer accionista y que quería comprarla) se ha revalorizado más de un 31%. Parece que a los inversores sí les gusta que Musk quiera hacerse con Twitter... para que deje de ser uno de los grandes censores de Internet (papel que ejerce junto a Google y Facebook, entre otros).