Asombro e incredulidad fue lo que se vio esta semana, especialmente el viernes 28, al comprobar que la cotización de los bancos españoles caía con fuerza a pesar de obtener unos resultados tremendamente positivos.

Hablamos de un repunte de las ganancias del 32% que los inversores recogieron con una caída media de las entidades en bolsa del 4%. Demasiado castigo y, además, inexplicable, porque las entidades habían recibido previamente el aplauso de los analistas.

Y todo esto en una semana en la que el Banco Central Europeo volvió a subir el precio del dinero otro 0,75%, hasta el 2%, el nivel más alto desde 2009. Una medida que tendría que haber provocado, al menos, cierto entusiasmo en el mercado, por muy descontado que lo tuviera.

Naturalmente, no todos los bancos sufrieron el mismo castigo. El caso más paradigmático fue el de Caixabank, que recibió el aplauso unánime de los analistas tras ganar un 17,7% más hasta septiembre, con unos buenos resultados recurrentes, pero que, sin embargo, se desplomó un 7% en bolsa en un solo día (viernes 28).

Nadie logró explicar el suceso, porque el único argumento que podía encajar era el cambio de condiciones del BCE, anunciado el jueves 27, para las TLTRO, medida que impactaría en mayor medida en Caixabank. Ahora bien, ¿de verdad que esos préstamos del BCE a la banca en condiciones favorables son tan decisivos como para provocar ese impacto en el primer banco en España?

Ninguno se libró de la quema. El Santander, tras anunciar el miércoles un aumento del beneficio del 25%, vio cómo su cotización perdía un 3,6%, hasta los 2,66 euros por acción con los que cerró el viernes. El BBVA, por su parte, fue el menos castigado, aunque fue, durante buena parte de la jornada del 28, el segundo valor más bajista. Finalmente, cerró con una caída del 0,2%, eso sí, después de anunciar un crecimiento del beneficio del 27%.

Sabadell, que presentó los resultados el jueves con un beneficio un 92% superior al de 2021, perdió un 2,5% de su valor en bolsa hasta el viernes, y Bankinter, que presentó -jueves 20- un aumento del beneficio del 21%, acumuló una caída del 3% durante toda la semana posterior, insistimos, con subida de tipos incluida. El peor parado de los bancos cotizados fue Unicaja, que perdió un 7,3% de su capitalización bursátil a pesar de registrar un beneficio de 260 millones, un 67% superior al de septiembre de 2021.

Pues si esto sucede con beneficios récord y subida de tipos, no queremos ni imaginar lo que sucederá cuando la recesión sea una realidad y aumenten los impagos.