Resultados de Caixabank durante los nueve primeros meses del año. Antes de entrar en materia, debemos recordar que Caixabank comenzó a consolidar tras fusionarse con Bankia a partir de abril de 2021, por lo que por fin en nuestro análisis se incluirá el grupo formado con Bankia. Eso sí sin tener en cuenta los impactos extraordinarios de la fusión como, por ejemplo, el fondo de comercio, con el fin de no distorsionar la comparativa de las cifras de resultados del grupo entre los primeros nueve meses de 2021 y el mismo periodo de 2022.

Los resultados del grupo acumulados en el tercer trimestre de 2022, excluyendo los resultados extraordinarios de la fusión con Bankia, han sido superiores en términos absolutos en 140 millones de euros y en términos relativos en un 21,5% a los del mismo trimestre de 2021, gracias, principalmente, al incremento del margen de intereses, margen bruto y eliminación de ciertos gastos recurrentes entre periodos. El resultado neto atribuido a Caixabank, a cierre del mes de septiembre de 2022, ha sido de 2.457 millones de euros, frente a los 2.022 millones de euros obtenidos en el tercer trimestre de 2021.

Sigamos con nuestro análisis de las cifras de Caixabank. El margen de intereses del grupo ha aumentado en términos absolutos en 427 millones de euros entre el cierre del tercer trimestre de 2021 y el cierre del tercer trimestre de 2022, suponiendo así un incremento en términos relativos del 9,7% pasando de 4.416 millones de euros hasta 4.843 millones de euros. Buenas noticias y seguimos mejorando cifras. La gestión de los gastos por parte del grupo ha sido buena en los tres primeros trimestres de 2022 y ello se aprecia en el resto de las principales magnitudes de su cuenta de resultados. El margen bruto de Caixabank a cierre del tercer trimestre de 2022 ha sido de 8.647 millones de euros, un 12,1% superior a la misma cifra a cierre del mismo período de 2021 que fue de 7.711 millones de euros. Si seguimos avanzando, el margen de explotación sin gastos extraordinarios, margen bruto menos gastos de administración y amortizaciones recurrentes excluyendo gastos extraordinarios, del grupo ha sido en este pasado trimestre de 4.131 millones de euros, siendo a cierre del tercer trimestre de 2021 de 3.357 millones de euros, es decir 774 millones de euros más o lo que es lo mismo, una variación interanual positiva del 23,1% más.

La ratio de morosidad de Caixabank entre el tercer trimestre 2022 y el cierre 2021 ha mejorado, pasando de un 3,6% a un 3% entre períodos

Vayamos con la solvencia y liquidez del grupo. Caixabank ha disminuido su solvencia entre el tercer trimestre de 2022 y el cierre de 2021. La principal ratio de solvencia, CET1 (Common Equity Tier 1) fue a cierre de 2021 del 13,1% pasando a ser del 12,4% en el tercer trimestre de 2022, lo que supone un decremento entre ambos períodos del 0,7%. Respecto a la liquidez del grupo, los principales indicadores de liquidez indican que la misma ha descendido. Las principales ratios de liquidez, LCR y NSFR, el LCR del grupo a cierre del tercer trimestre de 2022 ha sido de un 313%, inferior en un 7% a la cifra de cierre del año anterior, y la ratio NSFR se ha situado en un 145%, inferior en un 9% a la del cierre del año anterior.

Finalmente, toca tratar la evolución de la morosidad de Caixabank. La ratio de morosidad de Caixabank entre el tercer trimestre 2022 y el cierre 2021 ha mejorado, pasando de un 3,6% a un 3% entre períodos. Es decir, el grupo ha empeorado sus ratios de solvencia y liquidez entre el cierre de 2021 y el cierre del tercer trimestre de 2022, no ocurriendo así con su ratio de morosidad, que a diferencia con lo que ha ocurrido con Unicaja, la misma sí ha mejorado también desde el segundo trimestre de 2022, en un 0,2%.

Como conclusión, las cifras de resultado de Caixabank del tercer trimestre de 2022 han mejorado sobremanera a las mismas del tercer trimestre de 2021. Sin embargo, las principales ratios de solvencia y de liquidez del grupo han empeorado en igual comparativa, evidenciándose así que el banco gestiona sus mayores recursos en favor de activos no líquidos, con mayores rentabilidades, riesgos e ilíquidos, los cuáles pueden ser difíciles de vender en el mercado por el precio esperado.