La compañía de moda francesa Kering, principal competidora del grupo LVMH (Dior, Loewe, Givenchy) y dueña de firmas tan emblemáticas como Yves Saint Laurent, Gucci, Balenciaga y Bottega Veneta, ha pinchado en 2023. 

Hace un año el presidente y consejero delegado del grupo, François-Henri Pinault, ya advirtió de que la situación no pintaba bien, asegurando que Kering cerraba el año 2022 por debajo de "su potencial": “Estos resultados no están a la altura de nuestras ambiciones y potencial”.

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La facturación cae un 4% hasta los 19.600 millones de euros en 2023, así como el resultado bruto de explotación (ebitda), un 9%, hasta los 6.569 millones de euros y el beneficio neto, que experimentó un descenso del 17%, hasta los 2.983 millones de euros.

El conglomerado francés de lujo justifica la caída por el entorno "que sigue siendo incierto a principios de 2024" y a las inversiones que el grupo está haciendo para reforzar su exclusividad en la red de distribución de sus marcas, con una fuerte apuesta por la venta directa: "Estamos poniendo en marcha una estrategia de "elevación" de implica seguir invirtiendo en nuestras marcas a largo plazo".

Kering ha comunicado que sus ventas de la red de comercio minorista del grupo, incluido el comercio electrónico, se mantuvieron estables, mientras los ingresos del canal multimarca y otros cayeron un 11%. 

Pero la joya de la corona de Kering sigue siendo Gucci, su buque insignia, y ahí es donde el grupo está centrado. Recordemos que a principios de abril, Kering nombró un nuevo responsable para Gucci en China. Así el negocio en Asia pasó a estar capitaneado por Laurent Cathala, por lo que la cúpula en China de la marca italiana era renovada casi al completo.

 Las marcas de la competencia con las que se suele comparar a Gucci son Hermès, de Hermès International, y Louis Vuitton, dentro del grupo LVMH. Las alarmas en Kering saltaron al conocer que tanto Hermès como Louis Vuitton registraron un crecimiento de ventas más potente que el obtenido por Gucci. Y la preocupación continúa. 

Los ingresos de Gucci descendieron un 6% hasta 9.900 millones de euros, registrando una caída en las ventas de la red minorista operada directamente, que representan el 91% de los ingresos: "Estamos comprometidos con la revitalización de Gucci", y es que la marca sigue representando más de la mitad de la facturación del grupo. "Hoy en día, Gucci necesita encontrar nuevas energías y nuevas ideas para entusiasmar a los consumidores".

Las cosas no fueron mejores para otra de las marcas de Kering, Yves Saint Laurent, que redujo un 4% sus ventas, hasta 3.200 millones de euros, aumentado un 4%, o los ingresos de Bottega Veneta, que cayeron un 5%, hasta 1.600 millones de euros en 2023. 

Únicamente Kering Eyewear, especializada en gafas de lujo, registró un aumento de ventas (+38 %), alcanzando los 1600 millones de euros. El grupo ya aseguró que su objetivo con la marca era que se posicionara como “el operador de la óptica de lujo más relevante en el mercado mundial”. Parece que Kering acertó con su apuesta por las divisiones que suponen la puerta de entrada al lujo, cruciales en momentos de incertidumbre económica, con la adquisición de Kering Eyewear, o la creación de la primera división de cosmética, poniendo al frente a una ex de Estée Lauder, Raffaella Cornaggia, que supervisa el desarrollo de esta línea cosmética para Bottega Veneta, Balenciaga, Alexander McQueen, Pomellato y Qeelin.