
El comunicado oficial de Telefónica dice lo que se puede decir y calla lo que hay que callar. Mayormente, lo importante. Así, Carlos Ocaña, en representación del Gobierno, perdón, del Estado, es el nuevo vicepresidente del Consejo de Telefónica. Mantiene ese mismo cargo Isidro Fainé como dominical de Criteria. Y ahora, tenemos un tercer vicepresidente, en representación de los árabes de STC: Olayan Alwetaid. Además, se incorpora al consejo Ana María Sala, procedente de Indra. Ana María Sala sustituye a Francisco José Riberas, presidente de Gestamp, que ha presentado la dimisión. ¿Y por qué se fue Riberas?: pues, porque fue uno de los que más se enfadó con la entrada del Gobierno en el capital de Telefónica.
De esta forma, el consejo de 15 miembros tendrá el número de independientes que marca ley y el número de mujeres que marcará la ley en breve plazo: 40%.
Las dos líneas rojas de Criteria: ni fusión con Indra, ni compra de Minsait. El tercer veto podría ser la tele de Contreras
Como no es noticia, el comunicado omite un detalle importantísimo: Javier de Paz continuará en el consejo, como consejero externo (eso que no se sabe lo qué es) y así podrá cumplir los 18 años en el máximo órgano de administración de la compañía.
Y esta cuestión no es casual, porque si los malvados dicen que en Telefónica manda Pedro Sánchez, para ser más rigurosos deberían decir que el que manda es el dúo Sánchez-Zapatero. Es más, en el Distrito C se habla ya de 'la banda de los cuatro', un organigrama formado por una persona que oficialmente no trabaja en Telefónica: un tal José Luis Rodríguez Zapatero, que tiene como lugarteniente al precitado Javier de Paz, y, como agentes transmisores al secretario del consejo, Pablo Carvajal, la directora de personal, Marta Machicot y Emilio Gayo, al que Pallete iba a jubilar y, que ahora ha renacido como presidente de Telefónica de España, más Eduardo Navarro, todopoderoso con Pallete y ahora, algo menos... una 'banda de los cuatro' a la que habría que añadir otro que, como el jefe supremo, ZP, no figura en nómina en Telefónica, al menos por el momento: José Miguel Contreras.
Y, ya lo ven, a pesar de no estar en nómina, él solito se está haciendo los organigramas, de Movistar+ y del equipo de comunicación y relaciones institucionales de la compañía. Y ya hace fichajes. ¿Soprendente, verdad? De esta manera, Josemi entretiene sus ocios, dado que Joseph Oughourlian , presidente de PRISA, le acaba de defenestrar en la editora. Con una excusa muy tonta: la de que PRISA no va a lanzar ninguna televisión. Pero, hombre, Joseph, si la televisión no la iba a sacar con el dinero de PRISA, que no lo tiene, sino con el de Telefónica.
¿Y por qué Contreras quiere controlar no sólo la tele de Telefónica sino también comunicación y relaciones institucionales? Pues, porque Contreras, si todo va según lo previsto, será el encargado de hacer las listas negras para asfixiar económicamente a aquellos medios, especialmente los "tabloides digitales", críticos con don Pedro Sánchez, todos ellos dados al bulo y la desinformación flagrante.
Carlos Ocaña, vicepresidente, en sustitución de Francisco José Riberas. Los 3 diez por ciento -SEPI, STC y Criteria- mantendrán un vicepresidente cada uno. Y que quede bien claro que Riberas se fue porque entró el Gobierno
Ojo con Zapatero en Telefónica. ZP tiene allí a su gente y además es el hombre del gigante chino Huawei en España, porque los peor pensados, yo mismo, se sorprenden cuando ven los muchos contratos, contratas y contratillos, que Telefónica tiene firmados con el gigante asiático, con el mismo Huawei al que Donald Trump considera el espía chino de Occidente y al que bloqueó y se enfrentó durante su primer mandato presidencial en Washington.
Entonces fue cuando Zapatero soltó aquello de que China y Europa deben unirse contra EEUU. Y ya, para dorar la píldora, recuerden que la pareja del señor ministro de Asuntos Exteriores, don José Manuel Albares, Therese Jamaa, libanesa armenia... que fue la jefa de Huawei en España. Y, ya saben: las coincidencias existen, las casualidades no.
Y todo esto será una realidad, un lío mayúsculo de lo más real, si los accionistas privados tragan. Por un lado, tenemos a los árabes a los que se les ha concedido a cualquier empresa no europea: entrar en el consejo de la empresa española más estratégica de todas. También está el BBVA, que sigue con su 5%, a la espera de que el Gobierno cambie de opinión respecto a la OPA sobre el Sabadell. Pero, sobre todo, Criteria, uno de los tres diez por ciento, ya ha dicho que tiene unas líneas rojas: la primera, Telefónica no se fusionará con Indra. La segunda, extensión de la primera, Telefónica no comprará Minsait, la tercera: Telefónica no hará ninguna televisión en abierto porque eso es una ruina. Todavía no lo ha planteado, porque todavía, oficialmente, Contreras no ha planteado esa posibilidad. ¡Pobre hombre!: se lo prohíben en PRISA y se lo prohíben en Telefónica. A este paso, va a tener que montar su proyecto con su propio dinero: ¡esto es vergonzoso!
Y no olviden lo más importante: el consejo de administración de hoy ha cerrado los cambios en las vocalías, en su propio seno. Ahora bien, los cambios en el equipo directivo siguen pendientes. El Gobierno cesó al presidente, pero el número dos, el consejero delegado, Ángel Vilá y la número tres, la directora financiera y para Hispanoamérica, Laura Abasolo, también penden de un hilo. ¿Puede una compañía permanecer en este espacio de incertidumbre total durante mucho tiempo? Pues tendrá que seguir hasta que lo diga Sánchez... o ZP.