Se retrasa la decisión final sobre INDRA, tanto la corporativa -quien manda- como el futuro de la empresa. En teoría, a la espera de la junta de Accionistas del 28 de octubre con el nombramiento de los nuevos consejeros independientes. En la práctica, mucho me temo que la decisión final sobre la ingeniería de defensa e información es cosa de Pedro Sánchez y ahora mismo el presidente del Gobierno no está para otra cosa que para darle la vuelta a las encuestas aunque sea en pose feminista.

A ver, lo único claro es que todo está oscuro. Nada está decidido, todo puede pasar. Por una parte, Pedro Sánchez continúa enfadado con Marc Murtra. En Moncloa aseguran que le faltó instinto criminal y que no ha sabido desembarazarse de sus enemigos. En La SEPI aseguran que no se ha dado la oportunidad de hacerlo y que, en cualquier caso, ellos ya dijeron que no tenía experiencia de gestión. 

En cualquier caso, en Hacienda se resisten a dar todo el poder al Ceo, el 'conservador' Ignacio Mataix, amigo del cesado por Moncloa, Fernando Abril Martorell, un señor de derechas de toda la vida. 

Y en esta tesitura, resulta que ni el aumento de los Presupuestos de Defensa, en principio una buena noticia, aclara el futuro de INDRA. Murtra todavía puede ser presidente ejecutivo, Mataix, puede consolidarse como consejero delegado o ser cesados los dos. Lo que está claro es que INDRA está regida por el Estado, que ya ha superado el 28% de la entidad y por el agente financiero de La Moncloa, Joseph Oughourlian, peligroso especulador al que la actividad de una empresa importa poco: sólo importa que se puede comprar y vender. Sigue en el 5% pero ha prometido, como un Elon Musk cualquiera, subir hasta el 10%. 

Curioso que a un personaje como este se le permite controlar empresas estratégicas, como el periódico y la emisora líderes en España o como una industria de Defensa. En cualquier caso, el Estado controlaría el 38% sin necesidad de lanzar una opa.

Ni el aumento del Presupuestos de Defensa, en principio una buena noticia, aclara el futuro de la empresa. Ahora mismo, en Moncloa sólo están para darle la vuelta a las encuestas, para nada más

Pero ojo, que el principal problema no es quién va a mandar en INDRA sino a qué se va a dedicar INDRA. Si se convierte en el instrumento de Defensa podría vender su ingeniería de subcontratación, que contratan las principales empresas del Ibex. O al revés, segregar ambas unidades. 

En definitiva, el señor presidente del Gobierno tiene de plazo hasta el 28 de octubre. Más que nada porque tras la Junta el escándalo reputacional remitirá... creo. 

En cualquier caso, si Moncloa y la SEPI no mueven ficha, Mataix consolidará su poder. Y tiene gracia que el Gobierno se lance a la conquista de INDRA y esta acabe en manos de alguien a quien el mismo Gobierno calificaba de pepero, justo anteayer.