A menos de 24 horas para la Junta Extraordinaria de Indra que aprobará la compra de Hispasat y algunos nombramientos del Consejo que no obstaculizarán la operación abyecta, esto es, la compra de EME por Indra, Ángel Escribano, ha encontrado a su enemigo externo, con permiso de la ministra Robles: su antecesor en el cargo, Marc Murtra.
Desde el Congreso de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE), el ahora presidente de Telefónica habló de “rearme tecnológico” en Europa y más concretamente de ciberseguridad, “hermano gemelo de la defensa.” En definitiva, que la Telefónica de Murtra apuesta por la ciberdefensa, en primer lugar, por necesidad y, en segundo lugar, por convicción.
Telefónica necesita llenar un plan estratégico vacío y la clave es la mencionada ciberdefensa, actualmente en rampa de despegue gracias al presupuesto público creciente en todo lo que tenga que ver con la guerra.
Pero Telefónica no está sola en la carrera y ni siquiera es la mejor situada para ganarla, porque Indra ya ha tomado posiciones. Hablamos del acuerdo con S2Grupo, anunciado el miércoles, precisamente, “para desarrollar capacidades soberanas de ciberdefensa”, según el comunicado de Indra.
¿Cuál es la clave, entonces, del enfrentamiento Escribano-Murtra? El presupuesto público destinado a Defensa. Indra lo quiere todo para ella y Telefónica pretende meter el cazo en la única partida en la que podría hacerlo: la de ciberseguridad.
Sea como fuere, la relación entre Ángel y Marc ha sido y es, como las fincas de Extremadura, manifiestamente mejorable. Recuerden que el catalán, miembro del PSC, quiso llevarse directivos de Indra a Telefónica y se encontró la tajante negativa de Escribano. Al final, sólo pudo fichar a Borja Ochoa, responsable de Defensa, como adelantó Hispanidad.
En definitiva, la guerra Indra/Escribano-Murtra/Telefónica se ha recrudecido a cuenta del presupuesto público. Y aunque fuera cierto lo de la socialista Carmen Calvo -“El dinero público no es de nadie”- los fondos públicos no son ilimitados.
