
El Golfo Pérsico prosigue con su colonización de Occidente pasito a paso a través de múltiples sectores… y España no escapa de este contexto. La última muestra se puede ver con la entrada en un sector tan estratégico como el agua (en concreto, su saneamiento y tratamiento) de la energética estatal emiratí Taqa, que ha comprado GS Inima.
Esta operación refleja el caso de otra gran empresa de saneamiento y tratamiento de agua que está en manos extranjeras, como Agbar y Aqualia. En el caso de Agbar, cabe recordar que la francesa Veolia se hizo con su control cuando compró la mayoría de activos de SUEZ en 2022 y años más tarde, ha decido no venderla y reforzar su compromiso con España, al tiempo que Criteria Caixa ha comprado un 5% de Veolia, donde se mantendrá, al menos, durante dos años y tiene una silla en el consejo de Administración. Por su parte, Aqualia está controlada en un 51% por FCC (de la que el magnate mexicano Carlos Slim posee casi un 85% del capital) y en un 49% por el fondo australiano IFM, desde que este último (que está representado en España por Javier de Jaime) entró en la compañía en 2018 y se hizo con la citada participación por 1.024 millones de euros.
Claro que en el caso de GS Inima, no hay que olvidar que estaba en manos foráneas desde 2011. Se trata de la antigua filial de tratamiento de agua de OHLA (cuando aún era OHL, un grupo que controlaba el español Villar Mir y en el que aún no habían entrado los hermanos mexicanos Amodio... ni el multimillonario badalonés José Elías), que se vendió a la empresa surcoreana GS Engineering & Construction en 2011 por 231 millones. Ahora esta última ha dado un pelotazo al vender GS Inima por unos 1.023 millones a Taqa, es decir, por 4,4 veces más de lo que le costó. Y una vez más, se sigue perdiendo soberanía española en un sector tan estratégico como el del agua.
Esta energética estatal de Emiratos Árabes Unidos (EAU) tiene como primer accionista con un 90% a Abu Dhabi Power Corporation, una filial de ADQ (una de las empresas de inversión estratégica que es propiedad del emirato de Abu Dabi), y tiene operaciones relacionadas con la energía, el agua, el petróleo y el gas en varios países. Al final, Taqa se ha llevado el gato al agua en la puja por GS Inima, en la que también se habían presentado varios fondos de inversión e incluso una alianza formada por Aqualia, Sacyr y Veolia. Sin embargo, desde finales del año pasado, con la retirada del fondo canadiense Caisse de dépôt et placement du Québec (CDPQ), Taqa contaba con cierta ventaja para acabar siendo la ganadora de la puja… como así ha sido, aumentando la colonización que está llevando a cabo el Golfo Pérsico sobre Occidente un poco más y entrando en un sector tan estratégico como el agua, pero también en el energético, como se puede ver en distintos movimientos de empresas de Emiratos. En concreto, Taqa, la petrolera Adnoc y el fondo soberano Mubadala son los dueños de la energética Masdar, la cual aspira a convertirse en el mayor grupo de energías renovables del mundo y alcanzar una capacidad de 100.000 megavatios (MW) operativos. Masdar ha comprado Saeta Yield y se ha hecho con el 49,99% de una cartera de fotovoltaicas de Endesa, y Mubadala es el primer accionista de Moeve (antes Cepsa) con un 61,5% del capital.
GS Inima tiene su sede en Madrid y es una compañía que se dedica al agua (en concreto, a las actividades de desalación, depuración, potabilización y su gestión integral) y a las energías renovables (especialmente, a la fotovoltaica). Ambos sectores interesan, y mucho, a Taqa… y más en España, después de no haber logrado entrar en el capital de Naturgy. Con la adquisición de GS Inima, Taqa gana solidez operativa y técnica, según su CEO, Jasim Husain Thabet, y también busca acelerar su estrategia de crecimiento internacional en el sector del agua, el cual es clave también en los países del Golfo Pérsico, donde abundan los contratos sobre tratamiento de agua y desalación. Además, Taqa espera que GS Inima le reporte “importantes incrementos en el ebitda (resultado bruto de explotación) al cierre de la operación” que se prevé cerrar en 2026.
GS Inima está presente en diez países, entre los que figuran España, Brasil, México, EEUU y Omán. Por su parte, Taqa cuenta con proyectos de infraestructura a gran escala que impulsan la seguridad hídrica a largo plazo, como los que tiene en desarrollo en Marruecos y Uzbekistán. Además, el grupo AMEA Power, que tiene su sede en Dubái (uno de los siete emiratos que conforman EAU) y se dedica a energías renovables, también ha entrado en el negocio del agua: es uno de los accionistas de Cox (el grupo que compró la quebrada Abengoa); ambos tienen una alianza estratégica para proyectos de desalación y tratamiento de aguas en Oriente Medio, Asia y África, que entre sus últimos frutos ha tenido la ampliación del contrato de la planta desaladora de Agadir (Marruecos).
Y por cierto, dejando a un lado el agua y la energía, la colonización del Golfo Pérsico también ha llegado al sector textil. El grupo emiratí Multiply se ha hecho con el control de Tendam (dueño de Cortefiel, entre otras marcas), al adquirir una participación del 67,91% del capital, dando una alegría a los fondos CVC y PAI Partners, que han pasado a tener participaciones minoritarias.
Una colonización desde el Golfo Pérsico que no es del todo más vista en Occidente, pese a su peligro. A Emiratos Árabes Unidos se le suele ver como más moderado, frente a Kuwait (al que se le ve con sospechas desde la guerra del golfo en 1990) o Catar (que parece tener más peligro por financiar al grupo terrorista Hamás, aunque su aerolínea Qatar Airways es el primer accionsita de IAG y su fondo soberano QIA lo es en Iberdrola), y aprovecha esa apariencia de moderación para extender por múltiples empresas y países occidentales, como si fuera una mancha de aceite. Y en el entretanto, en Occidente se sigue sin poner muchos reparos a los petrodólares...













