Decíamos en Hispanidad que estamos en un momento de enfrentamiento máximos entre eléctricas y Teresa Ribera, y se van sumando capítulos. Este viernes, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha hecho gala de caradura al señalar que no es “ninguna novedad” que Argelia revise los precios del gas que envía a España y que “no es una relación entre gobiernos”. Ya, pero olvida que lo que los gobiernos hacen también influye... y mucho.

Parece que Ribera le ha cogido ahora el gusto a pasearse por los medios de comunicación. Si el jueves era entrevistada en TVE, este viernes ha hecho declaraciones al programa ‘La Cafetera’ de Radiocable. En la primera, refería que en octubre se inició la revisión de los precios del gas entre Sonatrach y las energéticas españolas, y que la intención de la empresa estatal argelina de hidrocarburos “es subir los precios”, porque están muy por debajo de la cotización del gas en los mercados internacionales, pero espera que el incremento sea “moderado” y confía en que Argelia cumpla con sus compromisos en el suministro de gas. Y este viernes, ha insistido en que “es una relación comercial entre Sonatrach y compañías españolas”, pero subrayando que son negociaciones “delicadas”, pero en las que “no tiene nada que ver” el cambio de postura sobre el Sáhara Occidental y la cobardía mostrada ante Marruecos en este tema.

Ribera señala que para España es “fundamental” tener una “excelente relación” tanto con Marruecos como con Argelia, y lamenta que entre estos países no siempre exista una “relación fluida”... Algo en lo que Sánchez también tiene parte de culpa

Es cierto que la revisión de precios no ha sido provocada por esto último. Los contratos con Argelia tienen una revisión periódica de precios y actualmente se está llevando a cabo una ordinaria para el periodo 2022-2024, que ha coincidido con un escenario demasiado volátil. Por eso cabe “esperar que cumpla sus contratos”, pero no que la revisión de precios vaya a ser a la baja, como explicó el presidente y CEO de Naturgy, Francisco Reynés, hace unos días. ¿El principal motivo? La cotización del gas natural en la plataforma neerlandesa TTF -la que se usa de referencia en Europa- ha subido un 500%, lo que supone una presión al alza, y los países productores que venden gas son los que marcan el precio y ninguno está bajándolos.

En este escenario no se puede obviar que también vaya a influir el cabreo de Argelia (ha llegado a retirar a su embajador en España) por la cobardía ante Marruecos, por mucho que Ribera diga que “no tiene nada que ver”. Por si esto no basta, ha destacado que para España es “fundamental” tener una “excelente relación” tanto con Marruecos como con Argelia, y que haya lamentado que entre estos países no siempre exista una “relación fluida”. Algo en lo que, por cierto, Pedro Sánchez también tiene parte de culpa (el reino alauí se enfadó con el traslado del saharaui Brahim Gali a un hospital español para ser tratado de Covid). Recuerden que el pasado verano estos dos países africanos rompieron relaciones diplomáticas y a finales de octubre, Argelia cerró el gasoducto del Magreb por el que mandaba gas a nuestro país y dejaba una parte en el reino alauí, quedándose así sólo el suministro hacia España a través del gasoducto Medgaz. Además, tras el cambio de postura de España sobre el Sáhara Occidental, Argelia se ha ganado el apoyo de China.

No se puede olvidar que Sonatrach es una empresa estatal argelina que aporta el 80% del PIB de ese país. Pero menos mal que es una relación comercial, y que la relación con Naturgy es buena y fluida, de hecho, la compañía argelina es accionista de la primera (tiene algo más del 4%).