Elon Musk dejó de ser asesor de la Administración Trump hace casi un mes, y hasta cargó contra la reforma fiscal tildándola de “abominación repugnante”, pero no va bien en algunas de sus aventuras empresariales. Recientemente, le ha explotado un cohete Starship de su compañía SpaceX y ha decepcionado con los robotaxis de Tesla por sus limitaciones.

Eso sí, los inversores han aplaudido el inicio del servicio de pruebas del citado robotaxi (también llamado Cybercab), un coche eléctrico de batería autoconducido para dos pasajeros. La cotización de Tesla ha subido más de un 5% en los últimos días, superando la caída del 3,92% que acumula en el último mes, lo que parece un premio al comienzo de las citadas pruebas del robotaxi en Austin (en el estado de Texas, EEUU). 

Eso sí, no hay que perder de vista que el robotaxi de Tesla empezó sus pruebas con limitaciones: sólo ofreció 10 vehículos sin conductor y en algunas zonas de la ciudad. Ojo, porque varios de estos coches sufrieron incidentes (superar los límites de velocidad o circular en dirección contraria, entre otros), lo que ha provocado que se abriera una investigación por parte de las autoridades locales. Además, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de EEUU (NHTSA, por sus siglas en inglés) ha contactado con Tesla para reunir información adicional, según avanza Bloomberg, y “tomará las medidas necesarias para proteger la seguridad vial”.

Por si esto no bastara, a Musk le ha surgido otro problema: le ha explotado un cohete Starship durante una prueba en Texas. Y no hay que olvidar que a Tesla no le va bien en ventas por la fuerte competencia china, en especial de la marca BYD, como se ha visto en Europa. 

Al hilo de los robotaxis de Tesla, cabe destacar que también es una apuesta de una empresa española. ACS ha invertido 103 millones... en taxis voladores. ¿Habrá tenido buen ojo Florentino Pérez con esta inversión o le saldrá cara? Se trata de una pregunta para la que aún no hay respuesta.