Asistimos a una crisis económica mundial, que tiene muchas causas que han coincidido en el tiempo: el Covid y sus consecuencias, la falta de chips, los problemas de suministros, así como la inflación de costes y materias primas. Pero ojo, porque que esta crisis no es como otras sólo una crisis de penuria y de escasez, sino también de carestía, es decir, hay escasez de productos (los más sonados son los chips, pero no los únicos) y también hay altos precios de artículos y servicios (algo en lo que han contribuido los altos costes de la energía y del transporte por el alza del combustible).

Un día sí y otro también llegan muestras de esta crisis de carestía. Por ejemplo, el Gobierno de China ha pedido a la población que haga acopio de alimentos y de todos aquellos productos que puedan necesitar en caso de emergencia este invierno ante una posible escasez por fenómenos meteorológicos y brotes de Covid. Una medida que ha llegado después de que el aumento de los precios de las verduras despertara cierta preocupación entre la población del gigante asiático (cerca de 1.412 millones de habitantes). Eso sí, el periódico The People’s Daily ha querido dar algo de tranquilidad, señalado que el Gobierno de Xi Jinping lanza directivas similares cada año, pero este lo ha hecho algo más pronto por la prevalencia de desastres naturales y el avance del Covid.

Las cuentas de Maersk no se han visto impactadas: su tercer trimestre ha sido el mejor en beneficio operativo desde 2014 y el más rentable de su historia (ingresos récord de 16.600 millones, un 67% superior, y el Ebitda se ha disparado un 200%, a 6.900 millones)

Paralelamente, Apple ha recortado un 50% la producción de iPad para dar prioridad a la fabricación de iPhone 13 ante la falta de chips, según el diario japonés Nikkei. Al parecer, la multinacional está usando piezas de iPad y de modelos anteriores de iPhone para fabricar el iPhone 13 para poder hacer frente a los pedidos que ya tiene, los cuales aumentarán ante la cercanía de la campaña navideña. Eso sí, la marca de la famosa manzana mordida no ha confirmado ni desmentido la noticia.

Por su parte, la danesa Maersk, que es la naviera más grande del mundo, ha señalado que “no se ve el final de la crisis de contenedores”. Se trata de la mayor de las últimas décadas debido al colapso en los puertos por la falta de estibadores y camioneros, así como los problemas de suministros que están teniendo todas las industrias. Eso sí, sus cuentas no se han visto impactadas: su tercer trimestre ha sido el mejor en beneficio operativo desde 2014 y el más rentable de su historia (ingresos récord de 16.600 millones, un 67% superior, y el Ebitda se ha disparado un 200%, a 6.900 millones). Unas cifras en las que, por cierto, ha contribuido y mucho el incremento de las tarifas por contenedor estándar (de 1.909 dólares a 3.561), el aumento del precio de los fletes y que sólo un 0,6% de los cargueros mundiales hayan estado inactivos. 

Otra muestra de la crisis de carestía se puede ver en el sector aumovilístico. Por ejemplo, en España, donde la crisis de chips (unida a la crisis económica del Covid y a la incertidumbre ante qué tipo de vehículo comprar) no ayuda a que remonte: las ventas hasta octubre siguen siendo un 33% inferiores a las de 2019, según los datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), es decir, muestran la misma diferencia que en los ocho primeros meses. No hay oferta para atender la demanda, las entregas de pedidos tardan entre seis y ocho meses, las fábricas reducen turnos ante la falta de chips y usan los ERTE.